CONCEPTOS
Uno de los diálogos más importantes de Platón
es el titulado República. En él, por boca de Sócrates, revisa varios de
los conceptos fundamentales de su filosofía, incorpora el famoso mito de La
Caverna y articula su pensamiento acerca de la constitución del Estado.
En su libro sexto expresa la opinión que le
suscitan los sofistas. Estas son algunas de sus palabras: «Cada uno de los que
por un salario educan privadamente, a los cuales aquellos llaman sofistas y
tienen por sus competidores, no enseñan otra cosa que las convicciones que la
multitud se forja cuando se congrega, y a lo cual los sofistas llaman
sabiduría. Es como si alguien, puesto a criar a una bestia grande y fuerte,
conociera sus impulsos y deseos, cómo debería acercársele y cómo tocarla,
cuándo y por qué se vuelve más feroz o más mansa, qué sonidos acostumbra a
emitir en qué ocasiones y cuáles sonidos emitidos por otro, a su vez la tornan
más salvaje, y, tras aprender todas estas cosas durante largo tiempo en su
compañía, diera a esto el nombre de sabiduría, lo sistematizara como arte y se
abocara a su enseñanza, sin saber verdaderamente nada de lo que en estas
convicciones y apetitos es bello o feo o bueno o malo o justo o injusto; y
aplicara todos estos términos a las opiniones del gran animal, denominando
buenas a las cosas que a este regocijan y malas a las que le oprimen, aunque no
pudiese dar cuenta de ellas, sino que llamara bellas y justas a las cosas
necesarias, sin advertir en cuánto difiere realmente la naturaleza de lo
necesario de la de lo bueno, ni ser capaza de mostrarlo. ¿No te parece, por
Zeus, que semejante educador es insólito? (…)
¿Y acaso te parece que difiere en algo este de
aquel que tiene por sabiduría la aprehensión de los impulsos y gustos de la
abigarrada multitud reunida, ya sea respecto de pintura, ya de música, ya
ciertamente de política? (…)
Teniendo todo esto en mente, recuerda lo
anterior: ¿hay modo de que la muchedumbre soporte o admita que existe lo Bello
en sí, no la multiplicidad de cosas bellas, y cada cosa en sí, no cada
multiplicidad?».
Los sofistas eran profesionales de la
enseñanza, cobraban buenos salarios y educaban en todo tipo de saberes; entre
otras cosas, preparaban a sus discípulos para la carrera política. Ya se ve,
según afirma Platón por boca de Sócrates, que lo que más les importaba era que
los resultados fueran buenos para los particulares, que todos los medios valían
y que los conceptos de verdad, de justicia y de belleza se rebajaban a las
opiniones de la gran masa y a lo que los deseos de esta expresaran.
Andamos inmersos en un período electoral
continuado. No sé si la enseñanza, también ahora, no está pensada para el
éxito, lo mismo que la vida en general y que la política. Es verdad que sin
victoria por votos no hay gobierno ni concreción de las ideas. También debería
ser verdad que esas ideas son tales con independencia de los resultados
electorales y sociales que alcancen. Acaso estamos rebajando cada dos días y el
del medio esas ideas para adaptarlas a lo que atisbamos que son los impulsos y
los deseos de la suma de ciudadanos que componen la comunidad. Me gustaría
equivocarme. A la vista de lo que veo y oigo, cada vez tengo más dudas.
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