ES LO QUE HAY
Solsticio de verano. La luz alcanza su cenit.
La plenitud de la naturaleza. El calor. El fin de muchas cosas y el comienzo de
otras tantas. La distensión. El fin de un ciclo… Hasta yo mismo tengo asegurado
un abono para mis baños y mis ratos a la sombra de algún plátano, mientras
contemplo la serranía y paso páginas a algún libro.
Todo esto, como casi todo lo demás, tiene mucho
de realidad; pero también mucho de tópico, de asentimiento genérico sin que
ahondemos demasiado en los detalles. Pues buen verano para todos.
Que nadie se preocupe porque las estructuras
nos tienen preparadas otras ocupaciones para que nos sirvan de distracción en
la que dejarnos llevar sin andar a la cuarta pregunta ni en busca de causas y
consecuencias de nada.
Este año, además, lo tenemos bien servido con
el mundo deportivo por montera: campeonato de Europa de fútbol, olimpiadas,
tour de Francia… No habrá fecha que no ande ocupada por alguna de estas
distracciones. Así, entre baño, cerveza y partidos, nos iremos a fechas en las
que volvamos a la regularidad y tal vez a la monotonía. La vida misma.
Pensemos, pero no nos agobiemos demasiado, que tampoco vamos a arreglar el
mundo. Y tampoco sería bueno arreglarlo del todo porque, ¿de qué íbamos a
hablar entonces, si no conocemos otros asuntos?
A veces, incluso tenemos que tener cuidado con
las palabras y con las opiniones. Veamos.
Un día de estos en los que los futbolistas
están en el candelero y parece que el mundo se agota en ellos, a un célebre Mbappé
se le ha ocurrido salirse del asunto de dar patadas y meter goles, y le ha dado
por opinar acerca de la situación política de su país: ha animado a sus
compatriotas a votar huyendo de los extremos en las ya inmediatas elecciones
francesas. Pues como si hubiera puesto el grito en el cielo. Alabanzas por un
lado y reproches por el otro. Y todo esto con alcance casi mundial.
Alguna consideración a vuela pluma:
. ¿No tiene derecho cualquier ser humano a
expresar serena y educadamente su opinión?
. ¿Debe guardar cierta precaución pensando en
el contexto en el que se expresa?
. ¿El alcance de estas manifestaciones guarda
relación con la importancia de las mismas?
. ¿Qué sociedad es esta que tiene más en cuenta
lo que dice un famoso que lo que razona un intelectual? No parece que este
jugador haya destacado por sus aportaciones racionales ni por sus propuestas
para la mejora de la comunidad, por más que se harte a meter goles con su nuevo
equipo, y yo que lo vea.
. Pueden parecer preguntas que se contraponen,
pero creo que todas son pertinentes.
. Me importan, sobre todo, la primera y la
cuarta. Y por este orden.
. Yo también ejerzo mi derecho a opinar y a
aconsejar el voto para propuestas racionales y no para los que ofrecen
soluciones milagrosas a situaciones complicadas.
La diferencia con Mbappé es que a mí nadie me
hará caso y a él sí. Claro, es famoso y esto, por lo visto, es un seguro de
vida y un valor inigualable. Veo que programas televisivos se publicitan por el
hecho de que en ellos participan famosos. Y en ellos se gastan mis impuestos. Y
los de todos.
Como diría un joven cualquiera, es lo que hay.
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