lunes, 24 de junio de 2024

ES LO QUE HAY

 ES LO QUE HAY

Solsticio de verano. La luz alcanza su cenit. La plenitud de la naturaleza. El calor. El fin de muchas cosas y el comienzo de otras tantas. La distensión. El fin de un ciclo… Hasta yo mismo tengo asegurado un abono para mis baños y mis ratos a la sombra de algún plátano, mientras contemplo la serranía y paso páginas a algún libro.

Todo esto, como casi todo lo demás, tiene mucho de realidad; pero también mucho de tópico, de asentimiento genérico sin que ahondemos demasiado en los detalles. Pues buen verano para todos.

Que nadie se preocupe porque las estructuras nos tienen preparadas otras ocupaciones para que nos sirvan de distracción en la que dejarnos llevar sin andar a la cuarta pregunta ni en busca de causas y consecuencias de nada.

Este año, además, lo tenemos bien servido con el mundo deportivo por montera: campeonato de Europa de fútbol, olimpiadas, tour de Francia… No habrá fecha que no ande ocupada por alguna de estas distracciones. Así, entre baño, cerveza y partidos, nos iremos a fechas en las que volvamos a la regularidad y tal vez a la monotonía. La vida misma. Pensemos, pero no nos agobiemos demasiado, que tampoco vamos a arreglar el mundo. Y tampoco sería bueno arreglarlo del todo porque, ¿de qué íbamos a hablar entonces, si no conocemos otros asuntos?

A veces, incluso tenemos que tener cuidado con las palabras y con las opiniones. Veamos.

Un día de estos en los que los futbolistas están en el candelero y parece que el mundo se agota en ellos, a un célebre Mbappé se le ha ocurrido salirse del asunto de dar patadas y meter goles, y le ha dado por opinar acerca de la situación política de su país: ha animado a sus compatriotas a votar huyendo de los extremos en las ya inmediatas elecciones francesas. Pues como si hubiera puesto el grito en el cielo. Alabanzas por un lado y reproches por el otro. Y todo esto con alcance casi mundial.

Alguna consideración a vuela pluma:

. ¿No tiene derecho cualquier ser humano a expresar serena y educadamente su opinión?

. ¿Debe guardar cierta precaución pensando en el contexto en el que se expresa?

. ¿El alcance de estas manifestaciones guarda relación con la importancia de las mismas?

. ¿Qué sociedad es esta que tiene más en cuenta lo que dice un famoso que lo que razona un intelectual? No parece que este jugador haya destacado por sus aportaciones racionales ni por sus propuestas para la mejora de la comunidad, por más que se harte a meter goles con su nuevo equipo, y yo que lo vea.

. Pueden parecer preguntas que se contraponen, pero creo que todas son pertinentes.

. Me importan, sobre todo, la primera y la cuarta. Y por este orden.

. Yo también ejerzo mi derecho a opinar y a aconsejar el voto para propuestas racionales y no para los que ofrecen soluciones milagrosas a situaciones complicadas.

La diferencia con Mbappé es que a mí nadie me hará caso y a él sí. Claro, es famoso y esto, por lo visto, es un seguro de vida y un valor inigualable. Veo que programas televisivos se publicitan por el hecho de que en ellos participan famosos. Y en ellos se gastan mis impuestos. Y los de todos.

Como diría un joven cualquiera, es lo que hay.

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