jueves, 15 de julio de 2021

REDES Y REBAÑOS

REDES Y REBAÑOS

Me rondaba esta tarde la base de un poema de carácter social. Estaba indagando ya sentado ante el ordenador (ese artefacto que ordena tantos datos, como ordenaban papiros en la biblioteca de Alejandría -de ahí el nombre-) y se me anticipó una noticia de esas que reviso, aunque solo sea en titulares, porque mucho más me aburren. Pero algo me hace parar: ya se miden en el EGM los seguidores en las redes sociales y, por lo que se ve, existe un influencer de esos, youtuber o como coño se llame –sí, esa cosa intermedia y confusa que queda entre el este y el aquel, sin definición precisa y que invita a las connotaciones negativas- que atesora seguidores por millones, muchísimos más que los que recibió cualquier partido en forma de votos en las últimas elecciones. Por lo que cuentan, se jacta de acostarse con mujeres sin el uso del condón y sin advertir de ello. Los datos que se aportan no parecen dibujar un ser especialmente preparado ni en lecturas, ni en inteligencia ni en costumbres. Un cuadrito el pobre.

No es el único que reina en esas redes sociales en las que unos pocos mantienen la atención de numerosos rebaños, atentos a cualquier ocurrencia de los susodichos.

Siempre me domina la misma sensación. Que existan imbéciles, tontos de remate, iluminados de tres al cuarto, aprovechados de la dirección del viento y gentes de esta ralea no es lo que me quita el sueño: los hay en todas las comunidades porque en todos los sitios cuecen habas. Pero esos tipejos, por mucho que se hagan notar, son solo un grupo reducido.

La gangrena está en la legión de borregos que no encuentran mejor distracción que poner la oreja y el ojo a lo que les vocean sin pararse a pensar en la consistencia o imbecilidad de todo ello. Esta enfermedad tiene difícil cura en estos tiempos y da muestra del nivel de conciencia y de reflexión en la que nos movemos: todo es banalidad, apariencia y tontería; todo es de usar y tirar; casi nada supera el nivel de la sensación y del instinto; hay muchos dedos, pero no se ve la luna. Y en este plan.

¿Que generalizar es malo y siempre un tanto equivocado? Pues claro que sí. Pero uno tiene la sensación de que se están encendiendo todas las alarmas.

Se me olvidó el poema social y me quedé en este vómito contenido. Otra manera de mostrar la misma idea. Vale.

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