REDES Y REBAÑOS
Me
rondaba esta tarde la base de un poema de carácter social. Estaba indagando ya
sentado ante el ordenador (ese artefacto que ordena tantos datos, como
ordenaban papiros en la biblioteca de Alejandría -de ahí el nombre-) y se me
anticipó una noticia de esas que reviso, aunque solo sea en titulares, porque
mucho más me aburren. Pero algo me hace parar: ya se miden en el EGM los
seguidores en las redes sociales y, por lo que se ve, existe un influencer de esos, youtuber o como coño se llame –sí, esa cosa intermedia y confusa
que queda entre el este y el aquel, sin definición precisa y que invita a las
connotaciones negativas- que atesora seguidores por millones, muchísimos más
que los que recibió cualquier partido en forma de votos en las últimas elecciones.
Por lo que cuentan, se jacta de acostarse con mujeres sin el uso del condón y sin
advertir de ello. Los datos que se aportan no parecen dibujar un ser especialmente
preparado ni en lecturas, ni en inteligencia ni en costumbres. Un cuadrito el
pobre.
No
es el único que reina en esas redes sociales en las que unos pocos mantienen la
atención de numerosos rebaños, atentos a cualquier ocurrencia de los
susodichos.
Siempre
me domina la misma sensación. Que existan imbéciles, tontos de remate,
iluminados de tres al cuarto, aprovechados de la dirección del viento y gentes
de esta ralea no es lo que me quita el sueño: los hay en todas las comunidades
porque en todos los sitios cuecen habas. Pero esos tipejos, por mucho que se
hagan notar, son solo un grupo reducido.
La
gangrena está en la legión de borregos que no encuentran mejor distracción que
poner la oreja y el ojo a lo que les vocean sin pararse a pensar en la
consistencia o imbecilidad de todo ello. Esta enfermedad tiene difícil cura en
estos tiempos y da muestra del nivel de conciencia y de reflexión en la que nos
movemos: todo es banalidad, apariencia y tontería; todo es de usar y tirar; casi
nada supera el nivel de la sensación y del instinto; hay muchos dedos, pero no
se ve la luna. Y en este plan.
¿Que
generalizar es malo y siempre un tanto equivocado? Pues claro que sí. Pero uno
tiene la sensación de que se están encendiendo todas las alarmas.
Se
me olvidó el poema social y me quedé en este vómito contenido. Otra manera de
mostrar la misma idea. Vale.
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