TANTEO PARA UN POEMA
Sentado ante un papel resuelto en blanco,
buscándole
cosquillas a la vida,
con ánimo tal vez semivacío,
les suplico a mis ojos y a mis manos
que invoquen a mi sangre y la hagan tinta,
que logren de mi voz síntesis clara,
que ordenen todo el tráfico que corre
por los surcos internos de mis venas,
que manden a la calle a mis ideas,
que canten mi niñez con voz de versos,
que transformen las horas de la tarde
en una plataforma navegable,
que, al cabo, mi conciencia invente el tiempo
y en él deje que el mundo mane sangre
o se duerma en los brazos del olvido.
Luego observo mis manos y son otras,
mis ojos se hacen luz en lo que miran.
Me estremezco, respiro, canto, vivo.
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