viernes, 8 de diciembre de 2023

BOSQUE

 BOSQUE


Mirar un bosque desde la distancia

presupone pensar en un todo absoluto.

Si achicamos distancias,

la realidad es otra bien distinta.

Atreverse con ambas perspectivas

es todo un ejercicio de precisión y tino.

 

El roble no es lo mismo que el castaño,

ni la encina se asocia con el álamo.

Observar con detalle

cómo se configuran sus cortezas,

cómo suman los años en sus troncos,

de qué manera quieren

alzarse hasta llegar al aire puro,

que trenza un baile limpio con sus copas;

o mirarnos tendidos en la tierra,

desde sus altas ramas,

mientras el sol ensaya entre las nubes

un aguijón de luz hacia nosotros…

Todo ello implica un curso

en las leyes de física y botánica.

 

Aquí la ley de Newton hace estragos

relacionando masas y distancias.

 

Yo debo decidir si me conviene

la vista panorámica,

o un sereno paseo por el bosque

dejándome enseñar por cada especie

de árbol, que, en su altura, me reclama

una amistad a dos, mientras me olvido,

me abandono del todo contemplando

un cielo más lejano y más difuso.