HORA PRIMA
He vuelto a abrir la paz de mi terraza,
ese rincón de gracia y de silencio
en el que el mundo viene a visitarme.
El día se me ofrece en un murmullo
que crece a cada instante, como fuente
que reza en manantial y que dispersa
sus aguas monte abajo,
soñando con ser río.
La nieve, en la ladera y en la cumbre,
frente al azul del cielo. Las personas,
llenando perezosas las aceras.
Los deseos, que al fin se desperezan
y van a lo que traiga cada día.
La luz, que ya fecunda sin rubores
todas las negras sombras de la noche…
El mundo, que dormía, se ha despertado.
Y en ese abismo en que se arroja el día
activo mis sentidos, venzo sueños,
renuevo la promesa de estar listo
para andar entre todo lo que existe
y salgo a comulgar las evidencias
del pulso enfebrecido de la vida.
Por fin es primavera y mi alma canta.
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