LA PROCESIÓN DEL CORPUS SE VISTE DE PEINETA
Se anuncia en los medios públicos
de aquesta ciudad estrecha
(dejo ya el apelativo:
su nombre concreto es Béjar)
un muy intensivo curso
de mantillas y peinetas
para ennoblecer el Corpus
en calles y plazoletas.
Se impartirán también clases
en que aprender con presteza
a engalanar estandartes
que recuerden la nobleza
de aquella infinita saga
de duques y de duquesas
dueños, amos y señores
de las gentes de estas tierras.
Con atabales y sones,
con bailes y panderetas,
se formará un gran festejo
que agrade a la concurrencia.
Hasta la organización
han llegado algunas quejas
por no poder apuntarse
ni calvos ni calaveras,
ya que no pueden colgarse
ni mantilla ni peineta.
Pero no les harán caso,
pues tal es la concurrencia,
que no se encuentran ya maestros
para tan noble tarea.
La concejala de turno,
que tuvo tal ocurrencia
dicen las gentes que ejerce
de ilustre vicealcaldesa.
¡-Qué mente privilegiada,
qué juicio, qué inteligencia-!
En solemne procesión
será tal vez la primera
que aparezca con mantilla,
y deslumbrante peineta,
saludando a todo el mundo
y ondeando la bandera.
Así que habrá hombres de musgo,
avicornio, las abejas,
el dragón y la tarasca.
la rendición de banderas,
e irá cerrando el cortejo
de Valdesangil la cierva.
Pero ya desde este año
se inaugura nueva era:
abundarán, sobre todo,
la mantilla y la peineta;
parecerán nuestras damas
tal vez princesas o reinas
y todo será un cortejo
de la más alta nobleza.
Así, entre misas y toros,
procesiones y verbenas,
daremos eterna fama
a nuestras ilustres fiestas.
Vendrán muchos forasteros
desde muy lejanas tierras
y llenarán nuestros bares
de alabanzas y monedas;
haremos así el negocio
del festejo y la peineta.
¿No quedan otros dineros,
ni otras inquietudes restan
para emplearlos en otras
penurias o deficiencias?
¿Qué pasa con la basura
que las calles todas llena,
el autobús que no anda
ni aun en los días de fiesta,
el muy incierto futuro
del deporte en nuestra sierra?
Y en otro orden de cosas,
¿qué hacemos con estas metas:
la soledad no buscada,
la injusticia, la pobreza,
la civilidad, el orden,
la educación o la hacienda?
¿Qué fue de los asesores?
¿La sanidad dónde queda?
No se trata de dineros,
sino de avivar conciencias;
es la escala de valores
que conforma cada ética.
Nada nuevo bajo el sol,
pues ya lo dijo el poeta:
otra vez llega la España
de charanga y pandereta.
No sé qué dirá el Santísimo,
si decir algo quisiera,
viendo tal parafernalia
y tanta figura hueca.
Que no baje de su trono
y a latigazos la emprenda
recordando a todo el mundo
la evangélica sentencia:
«Dad a Dios lo que es de Dios
y al César lo que es del César».
Estoy pensando en vestirme
con mantilla y con peineta;
pero apunto ya calvicie
y desentono en la fiesta.
Este juglar no persigue
herir ninguna creencia;
dice solo las palabras
que le dicta su conciencia.
2 comentarios:
Y muy bien dichas.
Ole, ole y ole
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