MIRA POR DÓNDE
Si el tiempo nos hubiera presentado
en el pupitre estrecho de unas aulas
o en el banco gastado de algún parque,
si la casualidad te hubiera puesto
a tiro de una entrada en cualquier cine
o ante el sabor de un polo compartido,
si en un viaje a París en el que el cielo
se puso por montera la tormenta
hubieras compartido mi paraguas,
si en el fondo del vaso de la noche
de un sábado cualquiera
hubieras compartido sin reparo
los restos del naufragio
en el licor sabroso de tus labios,
si por casualidad en una cola
de Ikea o de Mercadona, da lo mismo,
me hubieras saludado con ternura,
a la hora de pagar,
o mismamente, incluso, si en el fondo
-sur o norte, no te pongo reparos-
de una tarde de fútbol nos hubiéramos
rozado con los gritos y el enfado…
cuánto recuerdo grato, deleitoso
tendríamos ahora
sentados frente al tiempo
en el dulce sillón de esta terraza.
Pero mira por dónde nos cruzamos
en sentido contrario y esquivando
los quitamiedos de una carretera
y apenas tuve tiempo
de fijar en tus ojos mi mirada
para llevarme al menos un esbozo
de tu paso fugaz por mi pasado.
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