SALMO ESTIVAL
Gime mi sangre porque no te escucha
en negros cuajarones de derroche,
me flagelan la dudas que me esconden
en tenebrosa alcoba con mis luchas.
Te sueño y te concibo en espesura
cuajada entre los valles desde donde
exijo de tus ansias que me nombren
y extirpen mis heridas y mis dudas.
Hoy quiero perdonarte tus olvidos,
los sueños en que no fui tu invitado,
el sentir de tus besos omitidos.
Hoy vengo a rescatarte y a tu lado
sentir la infinitud de lo vivido
“entre las azucenas olvidado”.
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