NIHIL EST SINE
RATIONE
Prefiero
solazarme en lo vivido,
en
lo que hay de real, en lo más cierto,
por
más que, a cada paso, me convenzo
de
que ceso a mi forma por ser hombre
y
la razón me dice en voz muy clara
que
ese cese es la muerte y que la piedra
me
supera en constancia y en presencia.
Ser
mineral es ser contra la muerte;
ser
animal es ser para la muerte.
Y
yo soy animal, bípedo, implume,
orgánico,
instintivo y cerebral.
Esa
diversidad tan caprichosa
me
da para vivir a pierna suelta.
Por
eso no me mido
ni
en tiempo ni en espacio con la piedra;
solo
un mundo más alto me consuela:
ese
empuje sin causa hacia mí mismo,
la
pasión que me agita y que me impulsa,
el
reino misterioso de la curiosidad,
la
belleza de un niño en su sonrisa,
o
una conciencia cierta de la muerte.
La
piedra seguirá siendo elemento
que
cambia de función, que va a la estatua;
cesará
en su función como elemento,
pero
ya ha de ser piedra para siempre.
Mientras, yo
dejaré
mis funciones y mi aliento
y
entraré en el olvido como pasto
de
la feliz hoguera de la muerte.
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