jueves, 26 de noviembre de 2015

NIHIL EST SINE RATIONE


NIHIL EST SINE RATIONE

Prefiero solazarme en lo vivido,
en lo que hay de real, en lo más cierto,     
por más que, a cada paso, me convenzo
de que ceso a mi forma por ser hombre
y la razón me dice en voz muy clara
que ese cese es la muerte y que la piedra
me supera en constancia y en presencia.

Ser mineral es ser contra la muerte;
ser animal es ser para la muerte.
Y yo soy animal, bípedo, implume,
orgánico, instintivo y cerebral.
Esa diversidad tan caprichosa
me da para vivir a pierna suelta.

Por eso no me mido
ni en tiempo ni en espacio con la piedra;
solo un mundo más alto me consuela:
ese empuje sin causa hacia mí mismo,
la pasión que me agita y que me impulsa,
el reino misterioso de la curiosidad,
la belleza de un niño en su sonrisa,
o una conciencia cierta de la muerte.

La piedra seguirá siendo elemento
que cambia de función, que va a la estatua;
cesará en su función como elemento,
pero ya ha de ser piedra para siempre.

Mientras, yo
dejaré mis funciones y mi aliento
y entraré en el olvido como pasto

de la feliz hoguera de la muerte.

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