SOY SER PARA LA
MUERTE
Yo
quisiera morirme lentamente,
abrazando
a la muerte con las fuerzas
propias
de los amantes. La certeza
de
saber que, por hombre,
soy
ser para la muerte,
que
mi materia orgánica produce
toda
vitalidad cesando sin descanso,
dejándose
marchar y recreándose
en
el más hondo ser de sus entrañas
me
deja a su merced y a su servicio.
Por
esa simple causa,
me
vuelvo mineral a cada instante,
envejezco
y me salen las arrugas
que
observo en el espejo y en mis manos,
como
surcos marcados por el tiempo,
me
vuelvo vulnerable para hacerme
terreno
cultivable por la muerte,
me
voy constituyendo como ser mortal
con
la serenidad de la costumbre
y
me ofrezco sin otra resistencia
a
que disponga de mis atributos.
Me
salva de los restos del naufragio
esa
estirpe de luz que continúa
con
el trabajo excelso de la vida,
con
la renovación tenaz y persistente
de
otro ser y otro ser y otro más vivo
que
aquel que cesa y muere en mí y conmigo.
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