CUANDO…
Cuando llegue la luz cada mañana,
me gustaría estar ya acostumbrado
a tu luz, que es más diáfana y más
clara;
cuando llegue la hora del
asombro,
me gustaría advertir que yo solo me
asombro
descubriendo los mapas de tu
geografía;
cuando el mundo se llene de
basuras
-si es que no lo está ya-
me gustaría vestirme una
escafandra
y olvidarme en el fondo de los
mares;
cuando el mandato asuste
con castigos eternos y con
miedos,
me gustaría pecar y coronarme
como un dios que bendice sus
pecados;
cuando el verano traiga la
liturgia del mar,
me gustaría que fueras su
oficiante
en oración que sea concelebrada;
cuando llegue la muerte
-e incluso mucho antes-,
me gustaría borrar las condiciones
que perviven tan solo en el deseo
y hacer que todo tiempo sea
un presente que engloba
futuros y pasados.
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