LAS FUENTES EN BÉJAR
Las cristalinas aguas de las
fuentes
guardan en sus entrañas un rumor
que teje y teje de pureza el aire
mientras manan cantando su
canción.
Desde los altos riscos de la
sierra,
donde el cielo a la tierra se
asomó,
han llegado escondidas hasta el
valle
para entregar las notas de su
son.
Son notas que susurran viejos
ecos,
son notas que convocan al amor,
que ofrecen el sosiego y el descanso
desde el hilo delgado de su voz
y, en el rumor sereno de sus
aguas,
dan aliento y reposo al corazón.
Sombría Fuente del Lobo, de Santa
Ana,
Fuente Santa, la Fuente del Amor,
Fuente del Castañar que, todo el
año,
salmodias en el monte una oración
y en las cálidas tardes del estío
apagas los ardores y el sudor…
Fuente de doña Elisa, de la
Antigua,
Caño Comendador,
Fuente de san Francisco,
recoleta,
o Fuente del Regajo en su
esplendor…,
todas las que entregáis en
vuestras aguas
las notas armoniosas del cantor,
¿qué traéis desde lo oscuro de la
tierra
hasta mi corazón?
Todo canta armonía en el silencio,
de rincón en rincón.
La tarde en su candor se ha
vuelto niña
y reza en cada fuente una oración.
Yo, mientras bebo, canto y,
mientras canto,
comparto con las fuentes su
canción.
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