jueves, 18 de noviembre de 2021

PEDIR Y OFRECER PERDÓN

PEDIR Y OFRECER PERDÓN

Cualquier creador aspira a componer una nueva realidad, distinta a la existente, sea en las formas o sea en el contenido. Esa nueva realidad se revela en otra distinta a la existente y se rebela oponiéndose a ella para intentar mejorarla. Cuando esa rebelión choca contra un muro demasiado rocoso, el creador o pensador corre el riesgo de romperse las narices contra él o siente el deseo de huir y de ocultarse en una realidad más próxima, personal e interior.

Algo así, confieso, me ha sucedido a mí respecto al día a día municipal, del que me he ido distanciando hasta verlo en lejanía y siempre con una sensación de no tener fuerza para cambiar casi nada. No es poco, no obstante, que uno se conduzca en su vida de una manera recta y acate y cumpla las leyes comunes con aseo, esas que nos permiten seguir viviendo en comunidad, al menos en los niveles básicos e imprescindibles, que acaso no haya que pedir demasiadas exquisiteces.

A veces, suceden cosas que animan la opinión pública y dejan al descubierto los primeros impulsos de muchos ciudadanos. Esta semana se ha producido en esta ciudad estrecha una de esas. Parece que nuestra alcaldesa se ha extralimitado en sus funciones al no defender lo suficiente a los miembros de la policía precisamente cuando estos trataban de identificar a unos jóvenes que, a altas horas de la madrugada, provocaban escándalo público en un local. Grave el asunto; sobre todo cuando anda por medio una escala de valores en la educación de los jóvenes que, sin las patas de la libertad, pero, con la misma intensidad, sin el respeto absoluto a los demás, no puede ponerse en marcha. Grave.

Desconozco los datos exactos del episodio, pero, en todo caso, no pueden ser muy edificantes. La propia alcaldesa ha pedido públicamente perdón por su actuación.

No sé en qué puede quedar este asunto desde el punto de vista político, pero la hoguera ya está prendida y el fuego sube alto. Los próximos días dirán lo que tengan que decir.

A mí me interesa más el aspecto moral y sociológico porque creo que tiene más alcance. Nuestro refranero es generoso en expresiones que indican que una acción única, por defectuosa que sea, debe ser considerada con generosidad. Sirvan algunas de estas: Cualquier escribano echa un borrón; Una golondrina no hace verano; Aliquando dormitat Homerus… Y para los más allegados al Evangelio: El que esté libre de pecado que tire la primera piedra.

Algo mucho más digno de tenerse en cuenta son las tendencias, es decir, la repetición de hechos, incluso cuando estos son poco importantes. Un hecho aislado ha de ser tratado con benevolencia; una tendencia no tiene la misma defensa y ha de ser corregida con más dureza.

El acto que nos ocupa resulta aislado y la persona que lo ha protagonizado ha pedido públicamente perdón. Tampoco veo que haya conseguido ningún bien personal ni que se haya lucrado personalmente de ningún bien ajeno. Trátese, pues, el asunto como hecho aislado y no como el fin del mundo. Cosa bien distinta es que respondiera a una repetición de hechos, a un carácter determinado que la llevara a comportarse así por inercia, pues, entonces, bien merecería que se actuara con dureza para evitar hechos similares.

Mi inclinación general tiende a interpretar así los hechos. Me parece la fórmula menos mala para que la comunidad asegure unos mínimos de convivencia saludables. Repito: hechos aislados y con petición de perdón deben ser asumidos y perdonados; tendencias, malas intenciones y malos caracteres, no.

No sé qué pasará en los próximos días. Me temo que los impulsos van a estar por encima de los razonamientos serenos. El pasado muestra que así suele suceder. La convivencia se resiente. Muchos ciudadanos aparentemente viven alejados de la cosa pública. Así no nos va bien.

Y este podría ser un momento oportuno para alentar foros en los que se aporten ideas acerca de las formas de educación y de la escala de valores a que debe aspirarse entre nuestros jóvenes. ¿No tendría eso más alcance que un calentón, venga de donde venga?

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