lunes, 15 de noviembre de 2021

UNAMUNO EN LOS LIBROS

 

 

UNAMUNO EN LOS LIBROS

El sábado se presentaron en Béjar dos libros que tienen la autoría de Luis García Jambrina y la aproximación a la figura de Unamuno, Muertos SA y La doble muerte de Unamuno.

El primero recoge un conjunto de cuentos y el segundo se acerca investigar la realidad de la muerte del rector salmantino.

Acerca de la muerte de Unamuno se han escrito muchas páginas; parece que casi todas con escaso rigor histórico. ¿Murió Unamuno en su sillón, acodado en su mesa y al calor del brasero, o la visita muy sospechosa de un falangista reconocido tuvo algo que ver con el final de sus días, en forma tal vez de envenenamiento? Tal vez nunca se podrá conocer la verdadera realidad, pero los tiros apuntan cada vez más hacia esta segunda y desgraciada hipótesis. Por eso, la “doble” muerte de Unamuno.

El bando “nacional” bien supo aprovecharse del asunto y enseguida trató de llevarlo a su terreno. Una buena prueba fue la asistencia de muchos de ellos al entierro. Si desde el primer momento se hubiera entendido el hecho como un asesinato y no se hubiera ocultado, las repercusiones, tanto en los niveles nacionales como internacionales, habrían sido muy grandes, y, acaso, los ánimos y hasta las intervenciones de las naciones tal vez habrían sido diferentes. Son solo hipótesis, pero tienen su lógica. Unamuno habría sido, entonces, el segundo gran mártir intelectual de la guerra incivil. El otro es García Lorca. Si Unamuno ya es guía y referente sin ese probable final trágico, su figura habría trascendido y se habría convertido en un símbolo más potente con ese otro final: Un bel morir tutta una vita onora.

He dicho siempre -y así lo sigo pensando- que los autores se honran o se deshonran por sus obras y a ellas hay que acudir por encima de cualquier otro camino. Y he dicho también que Unamuno me parece una persona y un personaje -difícil de deslindar uno de otro- fascinante y desigual, que tan pronto me entusiasma como me desilusiona, pero al que siempre acudo y nunca me deja indiferente.

¿Cuál es la verdadera muerte de Unamuno, la tradicional o aquella hacia la que apuntan las últimas pesquisas? Sea cual sea, yo seguiré acudiendo a la lectura y al pensamiento de El sentimiento trágico de la vida, de La agonía del cristianismo, de Vida de don Quijote y Sancho, de Niebla, de La tía Tula, de San Manuel Bueno, mártir, de En torno al casticismo… y de tantas otras páginas. En ellas encuentro el refugio para enredarme en mis pensamientos, para discutir con el autor, para aplaudirle, para entusiasmarme y para caer en el desasosiego. En un vaivén continuo en el que “piensa el sentimiento y siente el pensamiento”.

 

1 comentario:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto, Antonio. Su verdadera muerte se produciría si dejáramos de leerlo. Él mismo, que dudaba de la vida eterna, quiso vivir en sus hijos y en sus libros. Honrémosle así