EL
ÁRBOL DEL SOLSTICIO DEL INVIERNO
Se cuelgan en sus
ramas los recuerdos
del paso de los años
y los siglos,
los solsticios que
pierden su memoria
en lo más alejado de
los tiempos,
cuando el sol era
todo y, a su amparo,
se fraguaban los
ritos y liturgias
en este azul rincón
del universo.
Después, las
religiones con sus dioses
en forma de personas
y de jueces,
o de niños naciendo
en un pesebre,
heridos por el frío
de la noche.
A este árbol solar
de rama y tronco
se han arrimado
todos preguntando
dónde hunde sus
raíces en el tiempo.
Cada bola de luz que
se desprende
de la rama del árbol
ilumina
un trocito de tiempo
y el camino
que ha de seguir la
luz. Yo las contemplo
como símbolo eterno
en el silencio.
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