Sirva este recuperado poema como felicitación para estas fiestas
FIN DE
AÑO
He de cerrar de nuevo el calendario
de mis días sembrados en el tiempo
de dos mil veintiuno.
Todo es memoria ya. En estos meses
he alzado la mirada y el misterio
me sorprendió sumido en el asombro.
Lo que era piedra o nube, por ejemplo,
se convirtió en amor, bajo el amparo
de lo que le prestaba mi mirada.
Fui creador, adivino, brujo, mago,
alquimista de todas las sustancias.
He abierto el pecho al paso de los días
y jugué al escondite muchas tardes
con las cosas sencillas.
Quizás he amado poco y es posible
que no esté en condiciones
de aprobar el examen de la tarde,
cuando solo es amor lo que interesa.
(Tal vez soy un quejica
y me quejo de vicio:
no lo tengáis en cuenta).
He visto pasar horas infecundas,
he conquistado cimas imposibles,
he buceado hasta el fondo, con peligro
de ahogarme muchas veces,
y otras he sucumbido a la indolencia.
Tengo a la vista un cuadro panorámico
con varias tachaduras y otra parte
con figuras mejor elaboradas;
en él he trabajado todo el tiempo.
Hoy ya le pongo marco y esta firma
que tiembla al contemplar que, acaso pronto,
será pasto del tiempo, del espacio,
y, si el azar no acude en su socorro,
acaso del olvido.
No lo dejéis que muera
solitario
y frío.
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