IDEOLOGÍAS
Esta misma tarde, apenas en
una hora, se elegirá al nuevo alcalde de la ciudad de Béjar. Culmina así el
proceso después de la dimisión de la ya exalcaldesa, Elena Martín Vázquez. Ya
me pronuncié en su día acerca de lo sucedido y no tengo ningún interés en
volver a hacerlo. Según las noticias que llegan, parece que el asunto no
termina de estar decidido. Cada formación sabrá lo que ha hecho y de ello
tendrá que responder. Al nuevo equipo de gobierno lo que debemos desearle es el
mayor de los aciertos en su gestión.
Yo aplico hoy mi reflexión a
unas palabras que el portavoz del PP ha pronunciado y que recoge la prensa. Están
entrecomilladas y no contienen nada distinto a lo pronunciado. Son estas:
“El PP nunca ha puesto vetos a nadie
por su ideología. Por ejemplo, hemos hasta en tres ocasiones
sentarnos con Tú Aportas, y ellos nos contestaron siempre que tenían que hacer
una asamblea y que no podrían hacer alcalde a nadie del PP. Creo que están equivocados, lo que hace falta son ganas de trabajar
por la ciudad, no ideologías”. El destacado en negrita es
mío.
De modo que no hacen falta
ideologías. Vaya por dios. No es la primera ni la segunda ni la tercera vez que
se manifiestan así, lo que indica que no se trata de ningún desliz sino de su
manera de pensar y de actuar: lo creen de verdad, no fingen.
¿Qué queda cuando no existe
ideología? Pues improvisación e intereses. Exactamente eso. Levantarse sin idea
de lo que hay que hacer y tan solo esperando a ver si ha salido el sol o está
lloviendo, a mirar si se ha roto una cañería o protesta un vecino de la calle
nosecuántos. Y así, de golpe en golpe, de empujón en empujón, de improvisación
en improvisación. Cuidado, que los intereses y las improvisaciones pertenecen
más a aquellos que tienen tiempo y posibilidades de hacerlos suyos, no a la
comunidad como tal, y mucho menos a los más necesitados. Eso sí, para conseguir
los intereses sirve cualquier medio y cualquier excusa.
Todavía, a estas alturas de
la vida, en medio del desbarajuste del postmodernismo y del pensamiento
líquido, uno sigue pensando que una vida ordenada en una comunidad tiene como
base un sólido conjunto de ideas, que comportan una manera de ver el mundo y
que se traban en una ideología. Esa ideología es la que siempre estará en la
base de las actuaciones. De esa manera, se aspirará a un modelo de ciudad, se
alzará la vista y la mirada nos alcanzará para un plano de larga distancia,
para planear actuaciones que alcancen a los presentes y a los que vengan detrás.
Y esto para TODOS los que aspiran a ser representantes de cualquier grupo,
porque quizás todos tengamos zonas de mejora.
¿Quién ha dicho que no hay
maneras distintas de pensar y formas de interpretar la realidad? A unas las
debemos llamar IDEOLOGÍAS, a otras simplemente INTERESES.
Para algunos, todo lo que no
son cuentas son cuentos; para otros, las cuentas son el resultado de la
aplicación de las ideas. Cada cual sabrá a qué modelo quiere apuntarse.
Sí sería deseable que, si nos
apuntamos a lo de las cuentas, no deberíamos quejarnos cuando la realidad nos
venga de espaldas. Porque repicar y andar en la procesión todavía no se ha
inventado.
Y, por favor, por un mínimo
respeto intelectual, que no nos perdamos en aquello de “hechos, no palabras”. Las
ideologías deben llevarnos a los hechos, pero a los hechos pensados, ordenados
a un fin y sin las trabas del instinto, de la inmediatez y de los intereses del
egoísmo.
Por lo demás, suerte a todos,
que soy pechero y sufriré o gozaré con lo que se decida.
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