DESPUÉS DE TANTA LUZ Y TANTA SOMBRA
Después de tanta luz y tanta
sombra,
de dar espacio al tiempo en tu
conciencia,
tu vida resumida en una esquela
tu nombre, como voz de la memoria,
pegado en la pared, crucificado,
colgados tus recuerdos de un
momento
de parada y silencio. «Este es el
hombre
que paseaba cansado por el parque
las tardes esponjosas del otoño,
aquel que escribía versos y
enseñaba
en un centro oficial educativo.
Era de tal familia y tenía hijos
y nietos que no sé ni dónde viven.
La misa es a las cinco en la
capilla
de la iglesia del barrio». Y eso es
todo.
A la hora siguiente, otros carteles
con que publicitar nuevas acciones;
tu nombre ha de dejar espacio libre
en el que renovar la cartelera.
Esquela por esquela. Y, en la
calle,
olvido, luz, silencio, sombra,
nada.
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