ELECCIONES
Con la promesa (no
definitiva) de dejar que corra la campaña electoral hasta su final para opinar
después de los resultados, dejo aquí unas notas en forma de índice acerca de lo
que pienso de todo este asunto.
. El PP sigue con la
matraca del «sanchismo», como si todo se resumiera en este lema. A ultimísima
hora publican un programa electoral que tenía que estar en la base de todo y
debería ser el cimiento en el que se asentara aquello que quieran predicar.
Pues no, sanchismo y más sanchismo; como si de un país dictatorial se tratara.
Por lo demás, esas pocas proclamas programáticas, que son las que llegan al
gran público, no apuntan a otra cosa que a lo de siempre, a dar a entender que
la intervención del Estado será menor. Luego no se atreven a recortar ni la
mitad de lo que anuncian. Por lo demás, huyen de la confrontación pública
porque saben que llevan todas las de perder. El partido que está en la
oposición siempre exige debates; pues esta oposición, ni eso siquiera. Como la
ola les viene favorable, lo mejor es no exponerse y andar escondidos hasta el
día de las elecciones. Para rematar, me parece (¿será que yo no sé ver, mirar,
oír y escuchar?) que siguen rayando continuamente la mentira y la mala
educación. Y todo sin coste político alguno. Todo ello apunta, sin duda, a los
electores, cuya voluntad hay que respetar, pero que en absoluto uno tiene la
obligación de compartir.
. VOX resulta más
atrevido. No disimula y eso es algo de agradecer. Con ellos uno no se puede
llamar a engaño. Algo distinto es compartir sus ideas. Como yo tampoco me suelo
esconder demasiado, repetiré que lo que vengo llamando el ASUNTO TERRITORIAL
está en la base de todo y plantearse su eficacia y su bondad no es algo que
tenga que ser rechazado por principio sino desde la aportación de datos y de
reflexiones. A mí lo de la unidad de España me importa un carajo si su
partición o su organización descentralizada resultara más beneficiosa para la
comunidad entera y para los menos beneficiados. Pero vuelvo a expresar mis
dudas ante tanta falta de lealtad como observo por parte de tantos partidos y
partidillos que solo piden para ellos y no proponen medidas para los demás. Y
me llevan los demonios cuando los que lo hacen son precisamente aquellos que se
hallan en una situación (geográfica, económica…) más favorable. Huele a nacionalismo,
claro. Algunos se llaman de izquierdas y yo me revuelvo tratando de entender lo
que me parece una contradicción absoluta.
. SUMAR es un
conglomerado de partidos en el que no veo claro cuál puede ser el horizonte. No
lo veía en PODEMOS y tampoco lo veo ahora. Puede que un primer arreón les sea
favorable, pero quiero ver qué pasará dentro de unos meses o de algún año,
cuando cada facción recuerde qué hay de lo suyo y tire de la madeja. No puedo
dudar de sus buenas intenciones, pero no creo que su influencia se vaya a
mantener. ¿O ya se nos ha olvidado aquello de «Aquí cómo nos llamamos»?
. Para los partidos
nacionalistas me sirve la mitad de lo dicho para VOX y la otra mitad expresada
para SUMAR.
. El PSOE sigue
nadando, como siempre, entre dos aguas. Es el campo minado de la social
democracia, ese dilema que consiste en amalgamar la intervención del Estado con
el impulso de cada individuo, dar yeso a la iniciativa personal con la
necesaria corrección del Estado para que las desigualdades no se agranden ni se
multipliquen. En este estado de cosas, le suelen llover palos por todas partes,
incluso desde dentro de su propia organización. Ha sido y será siempre así. A
mí (que critico y estoy en desacuerdo con bastantes de sus decisiones) me sigue
pareciendo la opción menos mala. A la trayectoria histórica me remito y a los
logros de la última legislatura también.
Y, sin embargo, los
vientos le soplan en contra. De nuevo por el asunto territorial. ¿Será mucho
pedirle que, en esta materia, sean más claros y que no les duelan prendas a la
hora de defender y de sentirse orgullosos de los símbolos comunes de todos los
españoles? Me atrevo a asegurar que solo con esto tendría casi todo el camino
andado y obligaría al PP a confrontar ideas y programas, en vez de gastar
fósforos en humo y en miedos.
Tengo la impresión de
que el PSOE está planteando la campaña en negativo, desde el miedo a que gane
la derecha y a que entre en el Gobierno VOX. No digo que no haya que
recordarlo, pero me apena que no se ponga más énfasis en el orgullo que hay que
sentir en proclamar lo que significa la ideología socialista y los logros que
con ella se consiguen.
. Cada legislatura
aporta la presentación de más partidos regionales y provinciales. Por distintos
motivos, pero con los mismos fines, pienso lo mismo que con los partidos
nacionalistas.
Y en todo este racimo
de partidos, de programas, de personas, de mentiras y de medias verdades, de
mejores y de no tan buenas intenciones, de jaleos mediáticos y de calores a
gogó, todos estamos llamados una vez más a las urnas. Yo votaré, y votaré lo
que creo que es el mal menor y lo que me ofrece cierto equilibrio entre mis
libertades e ilusiones individuales y la necesidad de mirar al bien común y a
la justicia distributiva. Las ideas deberían estar ya fijadas, la ideología
también, las experiencias están ahí, las maneras de actuar también, los
intereses otro tanto, los ideales siguen recordándonos que podemos actuar sobre
la realidad y sobre lo que nos rodea.
Todo al final, en la
papeleta y en el recuento de las urnas. Cada cual sabrá actuar en conciencia.
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Suscribo.
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