jueves, 13 de julio de 2023

LA AMISTAD EN LA ÉTICA

 LA AMISTAD EN LA ÉTICA

De los diez libros de que consta la Ética a Nicómaco, de Aristóteles, nada menos que tres de ellos, los tres últimos, están dedicados a la Amistad. Y arranca con la siguiente sentencia: «La amistad, o es virtud, o está acompañada de virtud. A más de esto, es una cosa para la vida en todas maneras necesaria, porque ninguno hay que sin amigos holgase vivir, aunque todos los demás bienes tuviese en abundancia» Cap. I, Libro VIII. A partir de aquí, desarrolla toda una serie de cualidades propias de la buena y verdadera amistad.

Muy pronto señala hasta tres especies de amistad: «amistad honesta, amistad útil y amistad deleitosa». Y no tarda en calificar las dos últimas como menos excelsas. Esta es la razón: «Los que aman, pues, por alguna UTILIDAD, por su propio provecho quieren bien, y los que por DELEITE, por su propio deleite, y no en cuanto uno es digno de ser amado, sino en cuanto es útil o apacible. De manera que accidentariamente son estas tales amistades, porque el que es amado no es amado en cuanto es tal que merezca ser amado, sino en cuanto sacan de él algún provecho los unos y algún deleite los otros».

La conclusión está servida: es la amistad honesta la de más alto valor y la más duradera. Y a resaltarla dedica los siguientes párrafos del capítulo. «La perfecta amistad es la de los buenos, y de los que son semejantes en virtud, porque estos tales, de la misma manera que son buenos, se desean el bien los unos a los otros, y son buenos por sí mismos. Y aquellos son verdaderamente amigos, que a sus amigos les desean el bien por amor de ellos mismos». Y más adelante: «Tal amistad como esta (la amistad honesta) es la que dura, porque contiene en sí todas las cosas que ha de haber en los amigos». Y al final: «Es, pues, la amistad perfecta la que con el tiempo y con las demás cosas se confirma, y en la cual concurren todas estas cosas, y en donde a cada uno le procede lo mismo de parte del amigo, que al otro de parte de él. Lo cual ha de haber en los amigos».

Todo un programa de vida, que implica virtud, honestidad, generosidad y eliminación de la búsqueda de cualquier interés personal como objetivo. ¿Será por eso por lo que se dice que los verdaderos amigos son siempre pocos?

Los proyectos filosóficos y éticos no siempre han puesto en el vértice de los valores este de la amistad honesta. Basta volver la vista a la corriente filosófica del Utilitarismo, por ejemplo, para entender que algunos sistemas de pensamiento parten precisamente de la utilidad de cualquier acto como motor de la actividad humana, sin que ello signifique la negación del valor de la honestidad.

Lo menos malo no es echarse en brazos de cualquier teoría, sino conocer varias, comparar y comprar la que más satisfaga nuestra mente y nuestros pensamientos.

Desde luego, una de las que hay que tener en cuenta siempre es esta de Aristóteles. Difícil de llevar a la práctica seguramente, pero satisfactoria y tal vez definitiva. Al menos, en los parámetros de nuestras debilidades, para concederle un buen hueco en nuestro comportamiento, o sea, en nuestra ética, es decir, en nuestro quehacer diario. Que en eso consiste la ética.

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