LECHE SOLA
Como tantos aprovechan
cualquier ocasión para meter la cuña que les interesa («somos lo que comemos,
somos lo que leemos, somos lo que vemos…») yo propondré otra variante. Es esta:
«Somos lo que hablamos». Lo hago más como pretexto que como argumento, pero me
resulta fácil arrimar alguna consideración para darle consistencia. Hasta que
no lo nombramos, el mundo no existe, y tampoco existe para los demás hasta que
no nos comunicamos con ellos. La principal vía de comunicación nos la facilita
la palabra. Así que, no debe de estar desencaminada la primera afirmación.
Sin embargo, no tengo
tanta seguridad en que conozcamos bien la herramienta con la que nos
comunicamos, es decir, el significado y el engranaje de las palabras. Resulta
divertidísimo sumergirse en cualquier familia léxica e ir descubriendo el mundo
que es capaz de nombrar y de abarcar. Es como si tiráramos de una cereza en un
cesto y nos salieran acompañando otras ciento. Los filólogos realizan esta
operación por trabajo (y supongo que también por diversión), pero cualquiera
puede desarrollar sus posibilidades y llegar hasta donde le den sus
conocimientos y sus fuerzas. Repito, es divertidísimo.
Valga un ejemplo
sencillísimo: LECHE.
Cuando se ataca una
familia léxica, conviene, para no perderse, ir en busca del padre de todas las
criaturas; es decir, al patriarca de la tribu; o sea, a la raíz o lexema básico.
En este caso, se trata
de lactem, que es el étimo que en castellano da leche. No hace falta ser
muy avispado para al menos intuir que en otros idiomas próximos el resultado es
similar: leite en gallego, llet catalán, latte italiano…
Y, a partir de ahí, el
racimo de uvas o el cesto de cerezas: lechería, lechera, lechón…, y otras que
nos llamarán un poco más la atención.
Lactosa es ese
producto que contiene la leche y que produce intolerancia a no pocas personas.
Lácteos son todos aquellos
productos o empresas que se mueven en el entorno de la leche.
Lactancia es el
período en el que un ser necesita alimentarse con leche de su madre.
Lactante es el niño
que mama leche.
Lechón es el animal
que realiza la misma operación. Porque los animales también son pequeños y
necesitan el alimento materno.
Vía Láctea es esa
galaxia que en el firmamento tiene aspecto de leche por su colorido
blanquecino, como si fuera un camino en el que se ha espolvoreado ceniza
blanca.
Lechuga puede resultar
el elemento más llamativo. Es que lechuga tiene que ver con leche, porque sus
hojas sueltan un líquido blanquecino parecido a la leche.
Ya tenemos una familia
numerosa a partir del lexema leche. Ahora solo queda seguir tirando del hilo
hasta que se suelte la madeja. Se puede seguir con aquello de los «galácticos».
Y, por ahí, hasta donde cada uno quiera. Porque esto de las etimologías y de
las familias léxicas «es la leche».
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