LA OTRA HISTORIA
La Historia se repite,
o mejor, los hechos de la Historia, las historias. Cualquiera puede cerrar
ciclo y echar la vista atrás; entonces verá que en verano vuelve a hacer calor,
que las carreteras, al comienzo del mes de julio, parecen hileras de hormigas
despistadas y ansiosas de llegar no se sabe a dónde, que un grupo de población
ya no se deja ver porque no vive, o que cualquiera se puede mirar en el espejo
y certificar que está un poco más viejo. La Historia va cumpliendo sus
capítulos con todas las historias y nosotros las vamos anillando para componer
una cadena de la que no conocemos ni el principio ni el fin, sino solo que va
siendo más larga cada día.
Tal vez tengamos menos
conciencia de que la Historia es la suma de los acontecimientos que almacenamos
en nuestra memoria; pero lo es también del conjunto de olvidos a los que les
ponemos la barrera de la desmemoria.
¿Cuál es el índice de
los hechos que conformarían el libro de mi memoria del último año, por ejemplo?
Y si trato de organizar la memoria de aquellos recuerdos que no vienen a
saludarme porque han perdido el rumbo y no se hallan en mi mismo camino, ¿qué
índice desvaído y confuso compondría? Este libro es mucho más gordo que el álbum
de las imágenes que se dejan revelar.
La supervivencia exige
la criba, la discriminación, la jerarquización, la selección, el olvido de casi
todo. Pocas historias dejan huella duradera en la conciencia. Los mecanismos y
las causas de que suceda esto son muy diversos. Conviene no entrar en el bucle
de la melancolía. Pero será bueno no perder de vista que la Historia está llena
de historias, de certezas y de olvidos, de lo que pudo ser y de lo que no fue,
de lo que fue musa y de lo que fue teatro, de lo que se quedó en la rampa de
lanzamiento y de lo que salió a explorar por ahí, de lo que compone ahora mismo
el pasado en el presente y de casi todo lo que se perdió en la memoria del
olvido.
Ni siquiera los historiadores,
tan empeñados en rescatar hechos del pasado, hacen otra cosa que seleccionar,
con criterios diversos según su escala de valores, de entre los infinitos hechos
pasados, aquellos que merecen volver al presente, ojalá que fuera siempre con
la intención de dar luz a este presente en el que son rescatados. Pero las
otras historias, las que no son seleccionadas, las que seguirán en el olvido,
también han formado y forman parte de la Historia, del conjunto de hechos que
forman tanto los que rescata la memoria como los que andan en el saco de
aquello que duerme el sueño del olvido, porque nos hemos olvidado hasta de
olvidarlos.
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