DIFUNTOS
Difícil es volver hacia el pasado,
pues todo es confusión en la memoria
y nada vuelve intacto a la llamada
de la voz apenada que lo invoca.
El recuerdo de tantos como fueron
en la inmensa cadena del destino
busca un grito de fuerza en el presente,
para no perder todo en el olvido.
Niebla y sol en el tiempo, noche y día
que buscan un abrazo y el consuelo
de un rato de conciencia compartida,
haciendo un nuevo tiempo verdadero.
No importan crisantemos o claveles,
ni peregrinaciones a las tumbas;
es el recuerdo en forma positiva
lo que anula la fuerza del olvido.
La conciencia se alarga y se hace tiempo
cuando todos se juntan al amparo
de esa línea delgada que entrelaza
el todo con la nada.
El tiempo se ha quedado, mudo y frío,
dormido entre sus brazos; necesitan
los difuntos calor para, de nuevo,
consagrarse al silencio y al olvido.
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