jueves, 30 de noviembre de 2023

SOBRE LA LIBERTAD

 

 SOBRE LA LIBERTAD

Qué difícil es hablar con precisión sobre la libertad, esa facultad que tiene el ser humano para obrar de una manera o de otra, o de no obrar, por lo que se hace responsable de sus actos.

A reflexionar acerca de este asunto se dedica el filósofo y economista del siglo diecinueve John Stuart Mill en su obra titulada precisamente Sobre la libertad. Pocos conceptos han sido tan asaltados, analizados, considerados, deseados y maltratados como este. Seguramente, porque es un deseo natural en el ser humano, como reza su definición.

¿Hay alguien que no aspira a vivir y a actuar en libertad? El estado de esclavitud siempre ha sido impuesto o, si en contextos religiosos se ha buscado, siempre ha sido con el deseo de alcanzar otro estado más alto de libertad en la concepción de esos seres religiosos. Tal vez, pues, el meollo del asunto no esté tanto en su definición como en su puesta en práctica. Por ello, las dos primeras partes de este ensayo, fundamental en la concepción clásica de lo que llamamos liberalismo, está dedicada a aquilatar el concepto, a concretar de qué hablamos cuando al concepto de libertad nos estamos refiriendo. Por eso incluye afirmaciones tan taxativas como estas: 1.- «La pugna entre la libertad y la autoridad es el rasgo más dominante de las épocas históricas que nos son más familiares». 2.- «El único objeto que autoriza a los seres humanos, individual o colectivamente, a turbar la libertad de acción de cualquiera de sus semejantes, es la propia defensa; la única razón legal para usar la fuerza contra un miembro de una comunidad civilizada es la de impedirle perjudicar a otros». 3.- (tal vez la más arriesgada) Si toda la especie humana no tuviera más que una opinión, y solo una persona tuviera la opinión contraria, no sería más justo imponer silencio a esta sola persona que si esta sola persona tratara de imponérselo a toda la humanidad, suponiendo que esto fuera posible».

En los capítulos siguientes, el autor trata de dar realidad a este cuerpo teórico. Por ello, desarrolla todo lo que tiene que ver con «La individualidad como uno de los elementos del bienestar» y con «Los límites de la autoridad de la sociedad sobre el individuo». Y aquí el asunto se complica bastante, sobre todo a la hora de hallar esos límites que reconoce. Estas son algunas de sus afirmaciones: 1.- «La libertad del individuo queda así bastante limitada por la premisa siguiente: no perjudicar a un semejante». 2.- «Todo lo que tiende a destruir la individualidad es despotismo, sea cual sea el nombre con que se la bautice, tanto si pretende imponer la voluntad de Dios como si quiere hacer acatar los mandatos de los seres humanos». 3.- ¿Dónde se encuentra, pues, el justo límite de la soberanía del individuo sobre sí mismo? ¿Dónde se inicia la autoridad de la sociedad? ¿Qué parte de la vida humana debe ser atribuida a la individualidad y qué parte a la sociedad? Cada una de ellas ostentará su debida parte si posee la que le interesa de un modo más particular. La individualidad debe gobernar aquella parte de la vida que interesa principalmente al individuo, y la sociedad esa otra parte que interesa fundamentalmente a la sociedad». La última parte está dedicada a la ejemplificación de estos principios en lo que él llama «Aplicaciones». Todas se basan en estas dos máximas: 1ª «La persona no tiene que dar cuenta de sus actos a la sociedad si no interfieren para nada los intereses de ninguna otra persona más que la suya». 2.- «De los actos perjudiciales a los intereses de los demás, la persona es responsable y puede ser sometida a castigos legales o sociales si la sociedad los juzga convenientes para protegerse».  Y. desde ese trampolín, al mundo de las relaciones familiares, económicas, religiosas, educativas, asociativas…

La reflexión filosófica y política es del siglo diecinueve, pero su actualidad es rabiosa y total. Al fin y al cabo, ¿de qué estamos disputando cada día y cada hora, si no es acerca de cualquier cosa en tanto que tiene que ver con el concepto de la libertad? ¿No nos quejamos continuamente de las imposiciones que, cada vez en mayor número, nos traslada la sociedad, bien desde los poderes públicos o bien desde las costumbres que ponen tantas trabas a las innovaciones? ¿No nos alegramos, por otra parte, al comprobar que muchos de los elementos de nuestro bienestar solo los podemos conseguir y mantener desde una ayuda colectiva y desde la cesión de algunos de nuestros derechos: sanidad, educación…? ¿No resulta evidente que casi todas las diferencias que se escenifican en enfrentamientos continuos entre los partidos políticos tienen que ver con una concepción distinta de este concepto que nombramos con la palabra libertad? ¿O qué otra cosa es eso de distinguir y defender o no lo público y lo privado?

El asunto, como tantos, tiene muchas aristas y su desarrollo merece un análisis sesudo. Ya lo hace Stuart Mill. Él se vence hacia el lado del liberalismo: es uno de sus mentores históricos Yo no comparto este análisis. Tal vez porque empiezo por no descubrir ni dar con el ser humano como ser individual, sino como miembro de una colectividad, nada menos que de ocho mil millones de miembros (muchísimos más que hace ya siglo y medio). Y aún menos cuando compruebo que yo solo no sobreviviría, o volvería a un nivel elemental de bienestar. Con mil salvedades, porque he de confesar que el poder de las tradiciones sin reflexión y las medianías multitudinarias basadas solo en números me complican cuando trato de analizarlas. Además, a la soledad y al impulso personal próximo a la utilidad y al beneficio personal tampoco le hago ascos.

Pero no se me ocurre pensar que Stuart Mill era un desalmado ni un egoísta: él también deseaba la progresión y el bienestar del individuo y de la colectividad; y lo manifestaba con argumentos y con ejemplos solventes. Tal vez realidades distintas nos llevan a configurar el mismo concepto de maneras diferentes. Reflexionar acerca de las ventajas de una y de otra visiones puede producir una síntesis saludable y fructífera. Cómo me gustaría un foro en el que poder contraponer reflexiones más extensas.

Con reflexión, con argumentos y dando cabida a posiciones diferentes, que algo aportarán a la nuestra.

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