VOYEUR DE SUS ANTOJOS
Sigue el planeta tierra en el empeño
de buscarle las vueltas
al sol, que, cual espejo, se descubre
un dios que es cortejado sin descanso.
Otro tanto sucede con la luna,
esa amante lesbiana de la tierra,
a la que se insinúa cada noche.
Ahí
están tierra, sol, luna, tres luces,
farolillos colgados de la noche
que alumbran en la bóveda celeste,
en un noviazgo azul e intermitente,
y caminan cogidos de la mano
hacia un espacio eterno y misterioso,
donde aguarda el sentir de otras
galaxias
para tejer la faz del universo.
Es una muestra más, como otras tantas,
del ritmo misterioso de las cosas
a las que debo aclimatar mis pasos
y mi sentir de inmenso desamparo
cuando me encuentro solo, desvalido,
sin rumbo, sin sentido, sin aliento.
El sol es un fanal de fuego puro,
la tierra es pretendiente de sus rayos,
la luna es una amante caprichosa,
yo soy solo un voyeur de sus antojos.
1 comentario:
Queramos o no, marcan nuestros ritmos.
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