MIRÁNDOLO, ME PUEDE LA CONCIENCIA
Vine a buscar la gracia del almendro
en las viejas laderas que provocan
al desnudo invernal de los castaños.
Y allí estaba de nuevo, cara al sol,
empeñado en fingir que el frío se ha ido
cuando andamos en pálpitos de enero.
Ni los viejos recuerdos, ni los rayos
de un sol que tibiamente lo calienta,
nada impide su salto hacia la vida
vestido de litúrgica pureza.
Mirándolo me puede la conciencia
y vuelvo a ser el tiempo nuevamente.
Los primeros vagidos de la vida
frente al negro sentido de la muerte.
1 comentario:
Renacer como el almendro cada primavera
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