Antes de acercarme hasta el Casino Obrero, 20 h., para presentar el libro de L. Felipe Comendador Como regar el agua, dejo en el aire este poema.
CONFESIÓN
Como
uno más, como otro ser humano,
voy
gastando la vida en el empeño
de
ser otro distinto cada día.
Me
declaro un sencillo ciudadano
cargado
de egoísmo y de sospechas,
me
acuso ante vosotros
de
no hacer bien las cosas, reconozco
que
busco beneficios personales
en
todo lo que intento, que me arrimo
al
sol que más calienta, que hago míos
los
éxitos que no me pertenecen.
Pero
soy a la vez un individuo
al
que duelen las cosas que suceden
más
lejos y más cerca de mí mismo,
que
busca con ahínco alguna causa
que
explique tanto mal en este mundo,
que
mantiene el prurito de la curiosidad,
que
sufre los derrumbes inmediatos
del
ánimo diez veces cada día,
que
somatiza en lágrimas o risas
la
herida que me causan tantas cosas.
En
esta mezcolanza de ida y vuelta,
voy
gastando mis noches y mis días,
cargado
con las dudas, con las ansias,
con
las causas sin causa de la vida
que,
a pesar de empujarme tantas veces
al
fracaso, al dolor y a la derrota,
me
animan a hacerme otro cada día.
1 comentario:
Conocerse y reconocerse ya es mucho.
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