«Tres jueves hay en el año…».
Hoy es uno de ellos. Si se revisan
las fechas, todas tienen base religiosa. Influencia total de la Iglesia en la
vida de esta comunidad durante tanto tiempo. Este del Corpus Christi hunde sus raíces en plena Edad Media. Como tantas
cosas. Después, expansión y solemnidad. Hasta su esplendor en el Barroco.
En esta piel de toro, su celebración
ha recuperado lugares, personas y lucimientos. Como se trata de una fiesta de
la más reluciente primavera, todo se confabula para que el colorido sea el
mejor.
Es lo que sucede en la ciudad
estrecha en la que me voy haciendo viejo. No hace mucho ha sido declarada
fiesta de carácter internacional. No sé cuáles son los criterios que rigen
estos nombramientos ni las obligaciones que acarrean. Sí sé que los
representantes públicos se afanan en que no falte ningún detalle. Los de un
lado y los del otro.
Ya hay gente engalanando calles y
alzando altares florales para la procesión. En los días anteriores se realizan
exhibiciones y algún desfile que recuerda luchas y conquistas guerreras. Algún
representante público me ha asegurado que vendrán un par de coroneles a
acompañar la procesión, que se invita a la delegada del Gobierno, que acude el
obispo de la diócesis y que acudirá hasta el retirado arzobispo Rouco Varela. No
faltará todo tipo de grupos y de cofradías y de niños y niñas de primera comunión,
banda de música, hombres de musgo y resto de parafernalia…
Con todo este conjunto de
elementos, se formará la procesión y se habrá traído a la ciudad estrecha a un
número considerable de personas de fuera que se dejará sus buenos euros en los
bares. Después, «fuese y no hubo nada», salvo para los creyentes que sigan su
novena correspondiente.
Esta es, seguramente, la fiesta
mejor estudiada, en sus componentes, en su organización y en sus implicaciones
sociales y religiosas. Cualquiera puede leer en especialistas, si es que le
falta algún dato que se salga del sentido común y de la repetición. Porque con
el sentido común llegará muy lejos, seguro.
En la ciudad de Béjar se pueden
visualizar muy bien todo el proceso y las dependencias de los distintos
estamentos.
Me surgen, en mi candidez, algunas
consideraciones y preguntas desde siempre. En forma indiciaria, son estas:
a)
Nada
que oponer a una celebración religiosa preparada y realizada por los creyentes.
b)
No
sé cómo se puede entender la presencia y la coparticipación de organismos
civiles en la misma, salvo que lo hagan de forma individual y como otros
creyentes más. Lo más inquietante es la rendición de banderas civiles ante el Corpus Christi.
c)
¿Qué
hacen ahí cargos militares? ¿Acaso el símbolo religioso necesita que lo
escolten con armas? ¡Pero, si de algo tiene que ser símbolo, es precisamente del
AMOR!
d)
¿Por
qué empeñarse en hacer creer a la gente en la historicidad de los hombres de
musgo (elemento esencial para que la fiesta haya sido declarada de interés internacional)
si el sentido común enseña que son sencillamente mentira y una engañifa creada
hace tan solo un siglo, aunque el acompañamiento a la procesión, como elemento
de carácter natural, sea muy anterior?
e)
¿Para
qué ese empeño en representaciones de conquistas y de reconquistas, de yo te
mato y tú no, de yo me impongo y tú te sometes, si tampoco este hecho de la
reconquista de la ciudad tiene ninguna base histórica, ni falta que hace? Ay
esto de las religiones una contra otra. ¿Pero no íbamos, cristianos, a fomentar
el amor y no la guerra ni los enfrentamientos?
f)
¿Por
qué los católicos creyentes no se arman de garrotes y expulsan a los que vienen
solo al espectáculo de los hombres vestidos de salvajes y no a la exaltación de
un elemento en el que se cree? ¿O cambiamos chupitos por fe de cualquier manera?
g)
En
la situación actual, no animaría yo a nadie a echar por tierra esta fiesta, ni
siquiera como está concebida: no sé si lo aguantaría la gente. Solo pido que se
considere en qué condiciones estamos prestando atención y esfuerzo a algo que,
en el nivel religioso, deben cuidar los creyentes; pero que está montada en
unas bases totalmente de barro y con escasas bases de razón, cuando no en
columnas de papel.
Ni
quiero ser absoluto en nada ni excluyente, porque sé que la historia de cada día
está compuesta de muy diversos elementos, y que todos pesan. Pero sí me atrevo
a animar al que quiera a considerar estos y otros datos. Después, cada uno
debería decidir aquello que más le convenza.
1 comentario:
Tienes toda la razón y comparto todo lo que has dicho. J. M. Elices
Publicar un comentario