jueves, 16 de junio de 2022

CORPUS CHRISTI

 

 CORPUS CHRISTI

«Tres jueves hay en el año…».

Hoy es uno de ellos. Si se revisan las fechas, todas tienen base religiosa. Influencia total de la Iglesia en la vida de esta comunidad durante tanto tiempo. Este del Corpus Christi hunde sus raíces en plena Edad Media. Como tantas cosas. Después, expansión y solemnidad. Hasta su esplendor en el Barroco.

En esta piel de toro, su celebración ha recuperado lugares, personas y lucimientos. Como se trata de una fiesta de la más reluciente primavera, todo se confabula para que el colorido sea el mejor.

Es lo que sucede en la ciudad estrecha en la que me voy haciendo viejo. No hace mucho ha sido declarada fiesta de carácter internacional. No sé cuáles son los criterios que rigen estos nombramientos ni las obligaciones que acarrean. Sí sé que los representantes públicos se afanan en que no falte ningún detalle. Los de un lado y los del otro.

Ya hay gente engalanando calles y alzando altares florales para la procesión. En los días anteriores se realizan exhibiciones y algún desfile que recuerda luchas y conquistas guerreras. Algún representante público me ha asegurado que vendrán un par de coroneles a acompañar la procesión, que se invita a la delegada del Gobierno, que acude el obispo de la diócesis y que acudirá hasta el retirado arzobispo Rouco Varela. No faltará todo tipo de grupos y de cofradías y de niños y niñas de primera comunión, banda de música, hombres de musgo y resto de parafernalia…

Con todo este conjunto de elementos, se formará la procesión y se habrá traído a la ciudad estrecha a un número considerable de personas de fuera que se dejará sus buenos euros en los bares. Después, «fuese y no hubo nada», salvo para los creyentes que sigan su novena correspondiente.

Esta es, seguramente, la fiesta mejor estudiada, en sus componentes, en su organización y en sus implicaciones sociales y religiosas. Cualquiera puede leer en especialistas, si es que le falta algún dato que se salga del sentido común y de la repetición. Porque con el sentido común llegará muy lejos, seguro.

En la ciudad de Béjar se pueden visualizar muy bien todo el proceso y las dependencias de los distintos estamentos.

Me surgen, en mi candidez, algunas consideraciones y preguntas desde siempre. En forma indiciaria, son estas:

a)       Nada que oponer a una celebración religiosa preparada y realizada por los creyentes.

b)      No sé cómo se puede entender la presencia y la coparticipación de organismos civiles en la misma, salvo que lo hagan de forma individual y como otros creyentes más. Lo más inquietante es la rendición de banderas civiles ante el Corpus Christi.

c)       ¿Qué hacen ahí cargos militares? ¿Acaso el símbolo religioso necesita que lo escolten con armas? ¡Pero, si de algo tiene que ser símbolo, es precisamente del AMOR!  

d)      ¿Por qué empeñarse en hacer creer a la gente en la historicidad de los hombres de musgo (elemento esencial para que la fiesta haya sido declarada de interés internacional) si el sentido común enseña que son sencillamente mentira y una engañifa creada hace tan solo un siglo, aunque el acompañamiento a la procesión, como elemento de carácter natural, sea muy anterior?

e)       ¿Para qué ese empeño en representaciones de conquistas y de reconquistas, de yo te mato y tú no, de yo me impongo y tú te sometes, si tampoco este hecho de la reconquista de la ciudad tiene ninguna base histórica, ni falta que hace? Ay esto de las religiones una contra otra. ¿Pero no íbamos, cristianos, a fomentar el amor y no la guerra ni los enfrentamientos?

f)       ¿Por qué los católicos creyentes no se arman de garrotes y expulsan a los que vienen solo al espectáculo de los hombres vestidos de salvajes y no a la exaltación de un elemento en el que se cree? ¿O cambiamos chupitos por fe de cualquier manera?

g)      En la situación actual, no animaría yo a nadie a echar por tierra esta fiesta, ni siquiera como está concebida: no sé si lo aguantaría la gente. Solo pido que se considere en qué condiciones estamos prestando atención y esfuerzo a algo que, en el nivel religioso, deben cuidar los creyentes; pero que está montada en unas bases totalmente de barro y con escasas bases de razón, cuando no en columnas de papel.

Ni quiero ser absoluto en nada ni excluyente, porque sé que la historia de cada día está compuesta de muy diversos elementos, y que todos pesan. Pero sí me atrevo a animar al que quiera a considerar estos y otros datos. Después, cada uno debería decidir aquello que más le convenza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón y comparto todo lo que has dicho. J. M. Elices