miércoles, 8 de junio de 2022

LOS MEJORES

 

LOS MEJORES

Me asusta observar cómo nos dejamos llevar por los primeros sentimientos. Si así sucede, sus razones habrá para que esto ocurra y no estaría de más que los más sesudos intentaran encontrar las razones que lo explican.

Ayer mismo, el tenista Rafael Nadal consiguió su victoria número catorce –nada menos que CATORCE- en el torneo Roland Garros. Lo cierto es que la hazaña parece casi inalcanzable para cualquier otro tenista. Enseguida, los medios de comunicación se han deshecho en elogios y ditirambos al deportista, hasta situarlo en un pedestal inaccesible.

Ante sucesos tan importantes para la comunidad, me gusta siempre dejar en forma de índice algunas consideraciones:

1.- Cada hecho hay que analizarlo y explicarlo en su contexto. Lo contrario es falsear la realidad.

2.- Cuando a uno se le adjetiva como el mejor, convendría acotar que se está pensando en un espacio de tiempo más o menos largo, pero determinado, pasado el cual, no se sabe qué puede suceder, porque las circunstancias pueden cambiar.

3.- «Ser» apunta siempre a algo duradero y esencial; como si estuviéramos hablando de un hecho que no se puede modificar. Con estos absolutos tenemos que tener cuidado. Es el viejo y peliagudo dilema entre «ser» y «estar».

4.- En la vida, casi todo se mide por comparación, en este caso, con los demás tenistas. Dentro de algún tiempo, Nadal no podrá ganar sus partidos por salud, por edad o por cualquier otra circunstancia. ¿Entonces ya no será el mejor?

5.- ¿Incluimos en ser el mejor solo los elementos deportivos? Rotundamente, no. La estima tiene que estar sustentada en una personalidad que sea modelo y ejemplo para la comunidad. Cuando la persona tiene además una vida pública, esto adquiere aún más importancia. Si repasamos la lista de deportistas más admirados, nos daremos cuenta de que no se cuelan muchos que no presenten una hoja de servicios en su carácter que tenga que ver con la normalidad, con la humildad y con el buen comportamiento. Por eso el número de los mejores es escaso y luce tanto: Gasol, Iniesta… Y, por supuesto, Nadal.

6.- ¿Cuándo le daremos un poco de publicidad a los «mejores» en otros campos de la vida: medicina, educación, pensamiento, creación…?

A esta lista se podrían sumar otras muchas variables que nos deberían alzar desde la anécdota a la categoría.

Mi admiración por Nadal y por todo lo que representa. Lo mismo que por todos los que se esfuerzan y sirven de ejemplo en sus actividades. Todos ellos son los mejores.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Por supuesto. Se debería valorar los méritos humanos, más que las hazañas deportivas