jueves, 7 de marzo de 2024

DÍA INTERNACIONALDE LA MUJER

 

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Se celebra mañana un nuevo “Día internacional de la mujer”. La efeméride me pilla leyendo un libro que recoge discursos y artículos de un paisano de esta ciudad estrecha en la que vivo, publicado a mediados del siglo veinte. No tengo interés en repetir verdades elementales e indiscutibles. Es resumen, que la valoración de la mujer a lo largo de la historia solo da para llorar y para enojarse totalmente. Queda dicho una vez más. Tampoco insistiré en mi opinión acerca de la manera de presentar el “nuevo feminismo” con la que no estoy de acuerdo en muchos aspectos. También queda dicho.

Pero es que la balanza se inclina tanto de un solo lado, que provoca sonrojo y uno termina por entender incluso esos aspectos en los que no está tan de acuerdo.

Reproduciré algunas palabras de este libro pronunciadas en una conferencia ante mujeres obreras, en un centro académico universitario local, la que entonces se llamaba Escuela de Peritos Industriales de Béjar, 17 de diciembre de 1953:

«(…) Y sentada esta doctrina de la espiritualidad del trabajo, estudiemos el trabajo de la mujer.

Pero antes esbocemos algunas ideas sobre lo que es la mujer.

Y preguntamos.

¿Qué es la mujer?

A nuestro juicio es un ser encantador.

El ser que completa al hombre, porque necesariamente le hace falta.

Porque no es bueno que el hombre esté solo.

Porque es ley de vida dada por Dios.

Todas sabéis que la mujer fue creada por Dios, de una costilla del primer hombre, Adán.

Y después que la mujer se extendió por el mundo, como todos los seres creados, el hombre y la mujer han armado tal baraúnda y jaleo, que unos se han dedicado a denigrarla y otros a ensalzarla con exceso.

(…)

A nuestro entender, la buena doctrina sobre la mujer es que esta es buena o es mala según que el hombre la guíe por buen o mal camino.

Pero sentando siempre la afirmación, y no lo digo solo por galantería, que la mujer es el ser más encantador de la tierra.

Aunque algunas veces saque las uñas.

No importa, las uñas se limpian… y quedan más bellas.

Y lo natural es que a la mujer la gusta que la limen las uñas… precisamente los hombres.

Todo ello no en un sentido material, sino finamente espiritual, de psiquis natural, por la idea sencilla de que así está hecha y así será hasta que desaparezca el mundo.

O con otras palabras.

La mujer siempre femenina.

El hombre siempre varonil.

Pues, cuando se invierten los términos, surgen las aberraciones más monstruosas contra la naturaleza que entran dentro del campo anormal patológico de la Psiquiatría.

¡Quizás, las mujeres y hombres que así obren sean unos enfermos!

Yo ni afirmo ni niego en esa cuestión, pero el camino de la posibilidad queda abierto.

Dejemos esto, sobre lo que podríamos exponer ideas sustanciosas y sigamos…

…………

Hay un principio general, que es el ideal de la doctrina social católica, y es este:

QUE LA MUJER NO TRABAJE, sino en aquello que por su propia naturaleza, por su propia constitución orgánica, está armoniosa y bellamente dispuesto para ello.

No os asustéis, peor el ideal es que la mujer no trabaje…».

Y este es el tono de toda la conferencia.

El autor, Rufino Agero Teixidor, pasa por intelectual y hasta filósofo; y no son pocas las citas que aporta; todas, claro, según le convienen, y siempre bajo el paraguas de la doctrina católica, apostólica y romana. O sea, bajo el dogma.

Pues esto ha sucedido hace tan solo un par de generaciones. Estoy seguro de que algunas personas de edad se sentirán aludidas inmediatamente.

Como las palabras se comentan por sí mismas, no añadiré casi nada; solo dos o tres consideraciones, como siempre, en forma de guion.

La primera es recordar que cualquier afirmación hay que interpretarla en su contexto.

La segunda es la de entender que los efectos de la dictadura no solo se explican por los muertos y heridos, sino por todo un rosario de secuelas que afectan al pensamiento, a las costumbres de las personas y a su vida en general.

La tercera es la de asegurar que nada de todo esto se puede explicar sin la relación de entendimiento entre el poder del Estado y el de la Iglesia, que tan bien se han complementado casi siempre.

La última es la de advertir que se ha mejorado mucho, pero que queda un poso en lo más profundo de las costumbres y de la escala de valores que no se quita ni con lejía, y que todos tenemos una labor que cumplir en ese proceso.

Mejor, eso sí, con serenidad, con ideas y sin estridencias.

1 comentario:

mojadopapel dijo...

Hemos avanzado, está claro, pero queda mucho camino por recorrer