ORACIÓN PARA REZAR A SOLAS
“Cuando queráis rezar…Lucas 11, 1-4”
Estoy hecho de amor y no consigo
poderte llamar Padre.
Cuando a un padre
le suena la llamada de su hijo,
acude presto a consolar su queja,
a mostrar amoroso su presencia.
A veces el consuelo se hace duda,
negación del deseo de ese hijo,
pero hay siempre palabras de esperanza,
de justificación por lo acordado:
durante el fiel trascurso de los años
ha sabido engendrar en su conciencia
el impulso vital
que empuja hacia el amor de las dos partes.
Y Tú eres Padre nuestro, de nosotros,
en un plural abierto e infinito.
¿Dónde el regalo hermoso de tu nombre,
de tu presencia en gracia?
¿Y tu mirada
para mirarnos siempre como padre
de toda la familia de tus hijos?
¿Nos creaste así, Padre, para vernos
en camino sin término en tu busca?
¿Acaso es que nosotros,
tus hijos indefensos , te buscamos
haciéndote y creándote,
en ansioso milagro cotidiano,
por si acaso te muestras compasivo,
y, en lo imposible de negarnos eso,
nos creas Tú a nosotros y te escondes
hasta que, en un recodo del camino,
te descubramos sin saber la causa?
¿Nos soñaste, Señor, para salvarnos?
¿De qué quieres salvarnos, del pecado?
¿De qué pecado, si mi pobre mente
nunca supo del árbol ni quiso la serpiente?
¿Cómo puedo entender que en tu conciencia
cupiera la señal de mis miserias?
¿No ves que son las tuyas?, ¿que mis riquezas
son las tuyas también y mis penurias
no caben en lo eterno de tu gloria?
Necesito tener noticias tuyas,
señales del valor de tu existencia.
Mira que, si es trabajo que me ocupe
crearte y darte vida,
he de ser en verdad muy exigente.
Solo te quiero amor,
presencia a cuerpo entero,
fin de toda sospecha, cumplimiento
de todos los anhelos que me habitan,
una señal al menos
que rompa para siempre las sospechas
de todos los misterios.
Eso tan solo, Padre, solo eso.
Después todo será ya dulce sueño
pues moriré en tu seno
y la muerte será el mejor preludio
de nuestro último y más feliz encuentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario