“LA HERBA DEL CORAZÓN” (“LA YERBA DEL CORAZÓN”)
Sumo a mi ya larga lista de lecturas de este año la
del libro “La bona intención”, de Xosé Bolado, un libro que lleva sello de
2012. Son setenta páginas sembradas por cortos textos en prosa poética que
recorren con levedad aparente los hitos de una vida, de casi cualquier vida de esa
generación que aspira a jubilarse todavía.
Me interesa de su contenido poético sobre todo ese
punto de separación que el autor pone entre la realidad evocada y los
elementos, casi imperceptibles, que aspiran a hacerla visible. Creo que es su
principal valor. Sobre todo pensando que la materia poética, por tomarse de la
evocación vital personal, no resulta demasiado dificultosa para dar aspecto de
verosimilitud y hasta de realidad densa.
Me vuelve a interesar, además -y ahora sobre todo-, el
hecho de que se presente como un texto bilingüe: páginas pares asturiano,
páginas impares español.
Aplaudo el esfuerzo de las personas que trabajan por
dar relieve y pervivencia a realidades lingüísticas que se hallan en cierto
peligro. Admiro a todos aquellos que valoran lo próximo e inmediato y que no se
dejan llevar por el papanatismo de los lejano e imperial -Hollywood y los
Astados Unidos dixerunt); pero también me parece que los esfuerzos hay que
medirlos y sopesarlos porque su desproporción nos puede situar en el nivel del
desajuste y de la falta de consistencia.
Presentar el texto en asturiano y en español es,
seguramente, suponer que ambas son lenguas. Y, realmente, creo que esto no es
verdad. No es lugar para disquisiciones de tipo histórico ni de génesis lingüística,
pero creo que lo más acertado es reconocer que el bable no es más que una
variante hermosa del español o castellano; una variante que conserva algunos
rasgos fonéticos peculiares, escasísimos de tipo morfosintáctico y, eso sí,
muchos más de carácter semántico, como corresponde a todas las variantes
regionales de cualquier lengua.
La lectura de este texto me ha recordado mis años
universitarios y mis empeños en acercarme a las variantes regionales de la lengua
común. Entonces entendí, creo que bien, que el astur-leonés fue algo que pudo
ser pero que no llegó a ser -como le ocurrió a otras aspirantes a variantes que
se alejaban del latín peninsular- y que el discurrir de los siglos lo ha
llevado hasta la situación actual. ¿Qué podría escribir acerca de las variantes
del andaluz y de sus aspiraciones o aberturas vocálicas? ¿Y de esa franja
leonesa que se extiende por todo el oeste hacia el sur, en busca del mar de
Huelva?
Todas las variables buscan la gallardía de la tierra
particular y de las gentes que las habitan. Y su mantenimiento es labor de
todos los que habitan esos territorios de manera física o mental. Es trabajo
que seguro que les gusta y que les honra. Yo quiero aplaudirlos.
Pero cada cosa en su nivel y con la marcha de la
serenidad y de la certeza. Lo contrario podría llevarnos a resultados no
buscados.
En todo caso, ahí queda el testimonio de la realidad
lingüística, que es lo importante. Y la sensibilidad de Xosé Bolado expresada
en la forma que seguramente le resulta más reconfortante. A mí también me ha
reconfortado la lectura.
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