MONTE ARRIBA Y ABAJO
Hoy
cantan para mí
la
soledad del bosque y su silencio.
No
llegan hasta aquí ni los indicios
de
tanta voz perdida en las disputas
que
pueblan las ciudades y sus calles.
Aquí
el tiempo es más tiempo,
se
asume que domina la impotencia,
se
desligan los nudos
de
lo que se reitera en la inquietud,
y
todo es ya sosiego y es reposo.
La
voz aquí no existe
-es
música callada la del bosque-
y
yo soy dueño aquí del abandono,
y
la quietud se posa en los senderos;
apenas
una brisa se despista
para
mover las ramas de los árboles.
Aquí
dejo mi cuerpo descuidado
para
que el sol lo dore y lo conforme
como
fruto del barro y del olvido.
Después,
no sé bien cuándo,
vuelvo a la dura senda de mis sueños,
respiro
con impulso el aire del vacío,
recupero
el recuerdo
de
todo lo real que ya he vivido
y
vuelvo hacia la angustia, monte abajo,
con
el eco encendido del bosque y su silencio.
1 comentario:
Silencio que habla.
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