miércoles, 25 de septiembre de 2013

MONTE ARRIBA Y ABAJO

MONTE ARRIBA Y ABAJO
Hoy cantan para mí
la soledad del bosque y su silencio.
No llegan hasta aquí ni los indicios
de tanta voz perdida en las disputas
que pueblan las ciudades y sus calles.

Aquí el tiempo es más tiempo,
se asume que domina la impotencia,
se desligan los nudos
de lo que se reitera en la inquietud,
y todo es ya sosiego y es reposo.

La voz aquí no existe
-es música callada la del bosque-
y yo soy dueño aquí del abandono,
y la quietud se posa en los senderos;
apenas una brisa se despista
para mover las ramas de los árboles.

Aquí dejo mi cuerpo descuidado
para que el sol lo dore y lo conforme
como fruto del barro y del olvido.

Después, no sé bien cuándo,
 vuelvo a la dura senda de mis sueños,
respiro con impulso el aire del vacío,
recupero el recuerdo
de todo lo real que ya he vivido
y vuelvo hacia la angustia, monte abajo,

con el eco encendido del bosque y su silencio.