viernes, 23 de enero de 2015

CARTA A UN SER DESCONOCIDO


PLEGARIA A UN SER  DESCONOCIDO

Que nuestras vidas sean nuestro mejor mensaje,
nuestra mejor herencia y posesión;
que el miedo y el orgullo no sean vallas
que alejen de nosotros el amor;
que todo lo que puebla nuestro mundo
se reconcilie en nombre del perdón;
que conozcamos todos a los dioses
por lo que son, no por lo que no son;
que no haya tanto altivo funcionario
que dice hablar en nombre de ese dios
y firma los papeles a destajo
para esparcir el miedo y el dolor;
que no se ofrezcan siempre las verdades
desde el mundo irreal de la ficción;
que las horas del día sean las notas
de una alegre y eufórica canción;
que se duerman los malos entendidos
en lo más escondido de un cajón;
que nunca la desgana  y la acedía
se vendan como plantas de interior;
que los lentos espejos de la naturaleza
me enseñen con franqueza lo que soy;
que diga lo que quiero y cuando quiero
y haga lo que haya dicho con razón;
que me invada la risa como láudano
de lo más insufrible del dolor;
que no me desconcierten las mentiras
de un mundo sumergido en la ambición;
que me olvide el camino de la plaza
y me gane el que lleva al corazón;
que sepa descubrir sencillamente
mi talla y mi pequeña dimensión;
que sea un jardín de calma y de silencio
donde crezca el aroma de la flor;
que nunca me halle solo, pobre y débil,
pero sí en soledad y en reflexión;
que el tren que me conduce hacia la muerte
tenga asientos de clara aceptación;
que tenga la experiencia del misterio
y la viva como un hermoso don;
que aprenda a convivir con el respeto
de la presencia extraña del dolor;
que entienda que la muerte es un regalo
de paz eterna y de liberación.

¿A quién puedo enviar esta plegaria?

¿Cuál es la calle y cuál la dirección?

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