“Al cruzar un río poco
profundo, Cuida tomó un poco de barro mojado y comenzó a darle forma, meditando
acerca de lo que había creado. Había cogido el barro del cuerpo de la Tierra y
pidió a Júpiter que le infundiera espíritu. Cuida deseaba dar su nombre a este
nuevo ser. Pero tanto Júpiter como la Tierra reclamaban su derecho a ponerle
nombre. Saturno, el padre de Júpiter, resolvió la disputa diciendo que el
nombre sería homo, pues estaba
hecho de barro, humus o tierra. Cuando muriera, la Tierra recibiría el cuerpo y
Júpiter el espíritu. Sin embargo, el nuevo ser pertenecería a Cuida mientras
viviera, pues ella era la que le había dado forma.”
No debería estropearlo con
ninguna explicación. Si acaso propondría otro nombre para ese ser femenino que
cruzaba el río y que engendró del barro ese nuevo ser y para el que solo se
insinúa la labor de cuidarlo por un tiempo. Labor de padres, labor de cercanos,
labor de cada ser al ir conformando su propia personalidad y su propio camino
por la vida.
El asunto invita a un poema. Pero
hoy dejaremos la rosa como está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario