LA SOLEDAD SONORA
Estoy solo en
la noche y el silencio
escucha con
paciencia mis palabras.
Soy limosnero
y pido, los pasillos
se llenan
lentamente de murmullos
de gentes que
me miran y me ofrecen
un poco de
calor y con sus gestos
se ofrecen a
mi sed de par en par.
De mi boca ahora
manan los sonidos
y todo en mi conciencia
es ya canción;
ya no hay mar
solitario ni sin barcos
sino fiesta
nocturna en alta mar.
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