martes, 24 de octubre de 2017

NACIONAL-ISMO


“El nacionalismo de los de arriba sirve a los de arriba. El nacionalismo de los de abajo sirve también a los de arriba. El nacionalismo, cuando los pobres lo llevan dentro, no mejora, es un absurdo total”. Bertold Brecht
En mi reciente viaje por países de Centroeuropa, pregunté varias veces por alguna muestra visible del pensador Bertold Brecht. Mis guías no me contaron nada y me quedé un poco desconcertado por ello. Tal vez en sus argumentarios para turistas no cabían estas explicaciones. Tampoco importa demasiado.
Hoy lo recuerdo por su soltura a la hora de pensar, de decir y de señalar. Y de él tomo estas palabras que, como una lápida sepulcral, retienen las esencias del nacionalismo, de todos los nacionalismos. Incluso, para nuestro contexto, acierta, me parece, hasta en la terminología (“los de arriba… los de abajo”).
Los nacionalismos son siempre de derechas, y los partidos que se llaman de izquierda y los defienden, en tanto que lo hacen, están anteponiendo intereses particulares (derecha) a intereses generales y universales (izquierda). O sea, están actuando como partidos de derecha Es probable que lo hagan pensando en que es un paso intermedio imprescindible para después aplicar la justicia social de manera más productiva. Yo hasta les puedo conceder eso. Pero se prostituyen en la efervescencia nacionalista y se equivocan en el pronóstico, pues luego han de luchar, en peores condiciones, contra los más poderosos.
Y, además, parece que miran poco a la experiencia histórica, que es demoledora con los nacionalismos, sobre todo con los excluyentes. Y todos, de alguna manera, lo son. Lo que puede venir después es mejor pensarlo pero no verlo.
Vuelvo a soñar en la victoria -o mejor en el convencimiento- emocional que suma y que se alegra con el abrazo y con la ayuda, en vez de con la reticencia y con el recelo. Será difícil el apretón de manos si uno no quiere, pero al menos hay que dejarlo en evidencia y con alguna duda en su conciencia.

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