martes, 3 de octubre de 2017

ME RETIRO DEL CAMPO DE BATALLA


ME RETIRO DEL CAMPO DE BATALLA
(Con España y Cataluña al fondo)

En medio del fragor de la disputa,
con los tiros rozándome los labios
y un olor nauseabundo a muerte y odio,
me retiro del campo de batalla.
No quiero defender ninguna causa
que no tenga que ver con los abrazos,
con ojos que se ponen arco iris     
cada vez que otro hombre se hace masa, 
dispuesto para el pan y para el gozo.

Tal vez es cobardía lo que me empuja
hacia la oscuridad de las trincheras.
No sé. Pido perdón: soy hombre débil.

Que, en mi nombre, no se alcen más las voces
que gritan y que vencen y que odian.
Que los que quieren irse que se vayan.
(No logro adivinar ni estoy al tanto
de lo que anima a rechazar al otro;
solo contemplo nubes de tormenta,
solo egoísmo, ingratitud, codicia).

Pero he de mirar lento, en soledad y en calma,
y limpiarme los ojos por si acaso
no adivinan lo que ven otros ojos,
que son ojos también y también miran.
Estoy ciego y no veo,
me restriego de nuevo y sigo en la ceguera,
y no entiendo el calor de los latidos,
que me siguen oliendo a odio y a miedo.

No puede ser, no puedo, me retiro
del campo de batalla. En las trincheras
seguiré meditando por si encuentro

algún rayo de luz y de esperanza.

2 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Allá va un abrazo, Antonio.

Antonio dijo...

Gracias. Lo necesito. Lo necesitamos todos.