TE PROPONGO SERENAMENTE UN
PACTO
Si te busco y te llamo, no te encuentro;
si te olvido, no muestras tu presencia.
¿Será tal vez que debes tu existencia
a la necesidad que de ti tengo?
Si te debes a mí y a mis deseos
de no sentirme solo en mi inocencia
-pues por ello se hiela mi conciencia-,
también yo de tus ánimos dependo.
Necesito saber qué me respondes,
que te animes y vengas a llamarme,
pues ando oscuro, débil, solitario.
Buscaremos algún lugar en donde
cara a cara, sin trampas ni disfraces,
podamos dialogar libres y francos.
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