Apuntemos al fin una noticia buena: Se legisla para que la asignatura de
Filosofía vuelva al currículo con algo más de dignidad. Eso parece que se ha
aprobado en el Congreso. Me alegro mucho de que alguien piense que enseñar a
pensar no es del todo malo.
Es verdad que me gustaría ver clases de verdadera filosofía, no de
Historia de la filosofía, o al menos no solamente, sino clases de prácticas
filosóficas, ratos de lógica y de causas y de deducciones, momentos de
definición de ideas y de práctica de las mismas, iniciativas reales con
aplicación de esos pensamientos.
Ya se sabe que enseñar a pensar puede volverse algo peligroso para lo
establecido, pero hay que romper con lo que nos dan por bueno y tratar de
alcanzar hasta los límites de nuestras posibilidades, hay que cuestionarse
hasta si es verdad la hora en que vivimos. Solo de la curiosidad puede salir el
conocimiento. Y la conciencia del fracaso, que también forma parte de nuestras
vidas.
Claro que, entonces, la escala de valores puede tambalearse y nos puede
pillar debajo. Audaces fortuna iuvat. Venga.
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