viernes, 31 de mayo de 2019

GANAR



Los dispositivos electrónicos nos mantienen a todos en el mismo aprisco aunque andemos a muchos kilómetros de distancia. Todo está globalizado, pero acaso un poco más la comunicación. Así que, a pesar de que estaba caminando por las laderas de las sierras que se inclinan hasta dormir en Plasencia, enseguida tuve conocimiento del resultado de las elecciones en todos los sitios, también en Béjar. Yo ya había ejercido mi deber y mi derecho por correo y aguardaba los resultados de unos vientos que me parecía que soplaban bastante favorables para el PSOE.
Así que el lunes ya sabíamos que en Béjar los resultados eran estos: PP ocho concejales; PSOE seis; TAB 2; y Ciudadanos 1. Y, a partir de ahí, a hacer conjeturas. Mi primera impresión fue la de que el equipo de gobierno repetiría, con la inclusión del concejal de Ciudadanos. A la vuelta ya me contaron cosas diferentes, y ahora parece que todo está en espera de la decisión final que tome la concejala de Ciudadanos.
Los datos han de ser siempre descritos y después interpretados. No partir de ellos creo que es engañarse y engañar; de modo que nadie debe olvidarlos, porque corre el peligro de confundir el deseo personal con los deseos, las opiniones y los derechos de los demás. Por tanto, y siempre desde la descripción, se me ocurre alguna consideración, que ya pasa de los datos a la opinión.
En primer lugar, habrá que reconocer que el PP ha sido el partido más votado. A mí no me gusta, pero ese es el resultado. Es verdad que ha perdido votos y concejales, pero ahí sigue encaramado en la primera posición. Lo más sensato creo que será analizar las causas, en el PP y en los demás partidos. En esta ciudad estrecha nadie ha votado de palabra al PP, pero los recuentos dan lo que dan en las elecciones. Y no ocurre esto una sola vez.
El PSOE ha doblado el número de concejales. He oído decir a alguno de sus representantes que eso es ganar. Yo, que quiero que eso suceda, cuando he oído esta afirmación, me he dado la vuelta y he disimulado. Es verdad que la subida siempre deja un buen sabor de boca, pero, en democracia, ganar es cuestión de sumas y de restas, y, sobre todo, de posibilidad de gobernar. Y una pequeña ciudad que ha sido industrial y obrera tantos siglos no se entiende que sea durante tantas legislaturas feudo de la derecha. Corresponde analizar con humildad y serenidad. Las razones para ganar o perder son siempre muchas y ni la derrota ni la victoria deben ser tomadas como algo absoluto ni atribuirlas a un solo factor. Torres más altas se han derribado o han sido erigidas siempre; así que tranquilidad, pero sin engaños. Había muchos vientos favorables para que ganara la izquierda: elecciones generales, feminismo, cansancio… ; algo ha debido desviar las ráfagas hacia otro sitio. En todo caso, las ideas siguen estando ahí para ser analizadas y propuestas a la gente; después es la gente la que decide. Y la vida sigue.
Conozco de primera mano el surgimiento de TAB. La realidad se impone y no parece (desde el más absoluto respeto a las intenciones de cada uno) que tenga demasiado futuro. A mí me gustaría que, desde la cordialidad y la serenidad, todo volviera a su curso y al acuerdo con el PSOE. Van ya dos legislaturas en las que, si se hubieran sumado las fuerzas, acaso el gobierno de esta ciudad hubiera sido otro. Tengo la sospecha de que no mereció la pena. Pero es solo mi opinión, que puede estar equivocada, aunque me baso en los resultados para emitirla. Habrá que dar tiempo al tiempo.
Todo pende de la decisión de la representante de Ciudadanos para la formación de equipo de gobierno. Desconozco cuál puede ser su decisión, y, a la vista de otros antecedentes, supongo que no les resultará fácil la decisión de apoyar a unos o a otros. No es poca su responsabilidad. Que acierten.
En cualquier caso, habrá negociaciones. Deseo que se trate de negociaciones y no de mercadeo ni de exigencias imposibles. Primero la voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas; después los principios ideológicos; por fin los repartos de funciones. Ser generoso siempre ayuda a dormir mejor; regatear insidiosamente y olvidar los principios tiene que dejar un muy mal sabor de boca; quedarse en el yo y no abrir la mirada pensando en la ciudad nos lleva de nuevo a aquello de vencedores y vencidos. Y, en una comunidad, no deberíamos ver ni vencedores ni vencidos, sino confrontación serena de ideas y deseos comunes de que todo vaya un poquito mejor a todos. Ganar tal vez no sea tan importante como qué es lo que gana y, sobre todo para qué gana.
Porque el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa. Y luego…

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