martes, 24 de septiembre de 2019

...EN SOMBRA, EN NADA



Ando apresurado componiendo unas páginas para una revista. He dejado pasar el tiempo y ahora las prisas me pueden. Tampoco es nada grave pues yo no suelo hurgar en datos externos ni buscando pies de página académicos; acostumbro a concentrarme en expresar mi opinión, que tal vez no valga de mucho, pero es mi opinión.
El caso es que se me viene otra vez encima, sin buscarlo, el concepto del tiempo y la certeza de que regula todo como si fuera un acordeón que infla y desinfla la vida.
En este breve trabajo tengo el propósito de dar a conocer la existencia de una obra teatral de un bejarano escrita hace ahora un siglo. Casi nadie (o tal vez nadie) sabía de su existencia, ni siquiera los descendientes del susodicho: sencillamente estaba perdida en el olvido.
Y pienso en cuántas creaciones corren la misma suerte. Son casi todas. Este olvido se va produciendo en una gradación insensible, hasta no dejar ni un solo eco de lo que fue en el pasado.
¿Cuántas generaciones son las que guardan la memoria de sus antepasados?! Ojo, que son los más allegados! No quiero la experiencia de pensar en vecinos, amigos o conocidos, porque el resultado puede ser desolador.
Como de autor literario se trata en este caso, pienso al azar en cuánta gente puede recordar autores del siglo dieciséis. ¿A qué círculo se reducirá el conocimiento del poeta Francisco de Aldana, por ejemplo? ¿Quién conoce nombres de la Escuela de Salamanca, del siglo dieciocho? ¿Quién es capaz de dar seis nombres de la Generación del 27?
He hecho la progresión desde el pasado más lejano hacia el presente para que el resultado sea menos descorazonador.
Lo peor de todo ello es que, si lo pienso más, no tengo nada seguro que esto realmente tenga alguna importancia, salvo para exiguas minorías.
Sea como sea, lo fundamental es comprobar la certeza de que el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa, y va dejando un poso de espuma que se diluye y se vuelve gas hasta quedarse en nada.
Ya lo expresó el poeta: “En tierra, en humo, en polvo, en sombra en nada”.
Por cierto, ¿qué poeta escribió este verso que se dice inmortal?
Perdón por provocar.

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