lunes, 12 de octubre de 2020

HISPANIDAD

HISPANIDAD

¿Qué significa hoy la palabra hispanidad? ¿Qué elementos encierra? ¿Cuáles son sus connotaciones? Aunque solo sea por analogía, parece sencillo entender que hay dos componentes que se juntan para darnos este recuelo que se mueve en el alambre y tiene que hacer equilibrios para mantenerse en pie. El primer componente tiene que ver con España, y el segundo añade esa señal de abstracción que aporta el sufijo –idad. Tal como en comod-idad, real-idad, arbitrari-edad, neces-idad…

Me parece que zozobramos en la primera parte y no somos capaces de llegar a la orilla para, allí, hacer un esfuerzo de abstracción y arañar en ella lo que sea esencial y común a todos.

¿Alguien sabe qué es España? Quiero decir en su descripción geográfica, en su recorrido histórico y en su situación actual. Que se lo pregunten a todos los independentistas (o a los del otro extremo), e incluso a los dirigentes de cada región cuando solo miran por sus dominios y jibarizan el mapa a su antojo y egoísmo. Que hagan lo mismo con el mundo latinoamericano para entender cuál ha sido el sello que en aquellos territorios ha dejado España en tantos siglos. Que hagan una encuesta con los representantes presentes, y, sobre todo, ausentes en la celebración del día de la Hispanidad.

¿Cómo vamos a pasar a la abstracción (a las ideas comunes que pueda encerrar este concepto) si no concretamos ni la geografía ni la historia ni la realidad social y política actual? Es como si quisiéramos hacer abstracción acerca de la modernidad si no tenemos claro que es eso de lo “moderno”. Causa tremenda pena observar que el desconcierto general de la primera parte no nos permite pasar a la segunda, para explotar en beneficio común aquello en lo que tendríamos que estar de acuerdo para empezar a actuar. Y todo este desbarajuste se produce en la nación más vieja de Europa, teóricamente. Qué maldición, qué peste, qué pandemia, qué mal de ojo, qué panorama tan oscuro, qué…

Me conformo -una vez más- con advertir de que, sin solucionar el primer escalón, el de la identidad territorial e histórica, lo demás no tiene cabida posible, porque todo serán banderías, mala leche, egoísmos y deslealtades. Caín y Abel otra vez a la carga. Mierda.

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