DÉCIMO ANIVERSARIO (DESAHOGO)
Diez años ya sin explotar las
bombas
de esos hijos del trueno y las
tinieblas,
paridos al revés, con la cabeza
mirando hacia los pies y con los dedos
agarrando la bala y la pistola
para sembrar la muerte a cualquier precio.
Fanáticos, Infames, cavernarios,
nietos de tanta bruja, talibanes
de paraísos de niebla y de hechiceros.
Ya más de media vida, tantos años
de miedo y de pistola, de extorsiones,
de violencia, de impulsos primitivos.
Tanta vida segada, tanto esfuerzo
al servicio tan solo de la muerte.
Hay perdón, no hay olvido, ni el recuerdo
permite pasar páginas en blanco;
cada paso se hará con esa sombra
que persigue la vida hasta la muerte,
y un dedo acusador que, sin descanso,
señalará los nombres y las caras
de todo el que mató y segó la vida
desde la posición de los cobardes.
Pedid perdón al menos, que las manos
se abran para el abrazo y contra el odio,
que los campos se siembren con espigas
que han de granar el trigo y dar cosechas
de amor y de esperanza, y que ya el día
amanezca por siempre claro y puro,
sin miedo, con sonrisas y buscando
la fe en la convivencia y el anhelo
de un futuro que acoja a los que sienten
que la vida es más firme que la muerte:
tan hermosa resulta, que merece
incluso hasta el intento de vivirla.
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