NOVIEMBRE
El campo está dormido, aletargado,
con los fríos intensos de noviembre;
las hojas amarillas ya son ocres
y las aguas, que llenan los regatos,
susurran en sus cauces letanías.
La tierra esponja y abre sus deseos
al goteo incesante de la lluvia.
La nieve se ha asentado allá en las cumbres,
con clara vocación de permanencia.
Yo me encojo en mí mismo, tengo frío,
mi alma está arrecida,
estoy con mi conciencia en stand by,
aguardando una nueva primavera.
Porque soy campo y tierra y agua helada,
y soy nieve y soy lluvia y soy un eco
de la voz que susurran los regatos
mientras van a dormirse en lo más hondo
del inútil sentido de la vida.
2 comentarios:
El sentido de la vida,es un latido...cuando no lo haya...la paz compensará el esfuerzo de vivir.
Me gusta.
Tan real, tan auténtico y profundo...
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