COMO DIOS MANDA
La lengua es un humilde cifrado de la realidad, es esa
figuración en la que convertimos el mundo para que lo podamos dominar,
trasladar y hasta intentar comprender. Pero siempre de una manera muy pobre,
solo como aproximación, como intento, casi como ilusión. Le sucede como al
cerebro, que es una máquina complejísima, pero que, a la menor, se nos
desequilibra y tenemos que llevarlo a revisión. Por eso la necesidad de
conocerla bien y de echarle una buena dosis de buena voluntad en el asunto ese
de la comunicación. Si no se le añaden estos ingredientes, el cocido no podrá
tener nunca buen sabor.
A todo se le suma la dificultad de que
todos los elementos que componen una lengua andan en movimiento y son culo de
mal asiento. Les pasa a los fonemas, les sucede a las palabras, ocurre con los
sintagmas, con las frases y con los significados. O sea, que hay que agarrarse,
que vienen curvas.
Pero como, a pesar de todo, la lengua
aspira a ser reflejo de la realidad, resulta que es esa realidad la que la está
condicionando a cada instante, poniendo y quitando elementos a su antojo y
moviendo los significados según sus caprichos.
Valga para muestra un ejemplo: COMO
DIOS MANDA.
Se trata de una expresión que ha sido
utilizada, en general, para indicar que algo debe realizarse bien, con
suficiencia y de acuerdo a las normas establecidas. De tal manera, que algo
hecho como Dios manda queda refrendado por la comunidad y quien lo haya
realizado queda confirmado por los demás.
¿Se ha utilizado siempre con la misma
frecuencia tal expresión adverbial? Parece claro que no. ¿Cuándo lo habrá sido?
Evidentemente, en las épocas en las que la influencia religiosa haya resultado
más fuerte. Si, además de esa influencia religiosa, ha existido confluencia
entre ella y la realidad política, entonces miel sobre hojuelas. ¿Habrá habido
alguna época reciente en nuestra Historia en la que esto se haya producido? Cada
cual decidirá. No hay más que observar cómo se expresan las personas de más
edad
¿Y en el momento actual? La tendencia
apunta a la baja. ¿Hay relación directa con la menor influencia de los
elementos religiosos? Seguramente.
¿Qué pasará en los años siguientes? Pues
vaya usted a saber, pero apostamos a que dependerá de nuevo de la curva de
influencia de los elementos religiosos
«Haz los deberes como Dios manda».
«Lávate las manos como Dios manda».
«Compórtate como Dios manda».
«Vístete como Dios manda».
Y en este plan.
Lo más difícil de todo es saber cómo
manda Dios. Bueno, tal vez Dios manda «como Dios manda».
No hay comentarios:
Publicar un comentario