lunes, 28 de marzo de 2022

LA VIDA EN EL VALOR DE LA PALABRA


LA VIDA EN EL VALOR DE LA PALABRA

Como cualquier palabra que habita el diccionario,

yo soy otra palabra, solo un nombre,

un sencillo sonido articulado,

la armonía que saca del olvido

lo que antes era sueño y era nada.

Soy solo, pues, la forma que contiene

la aspiración constante de algún significado.

 

Pero tengo misión de hacer milagros

nombrando cada cosa y dando vida

al oscuro desván de la materia.

 

El río es río porque yo lo nombro,

porque pronuncio río y se hace río

para todas las bocas de la tierra.

Lo mismo le sucede al cielo, al agua,

al amigo, a la madre o a la piedra…

 

Los seres solo son si los nombramos.

 

Porque otro me nombró, yo soy un hombre

y tengo la misión desde ese instante

de dar nombre y dar vida a lo que existe.

Las cosas no se nombran por su cuenta:

no tienen el poder de la palabra.

Yo llamo, clasifico, ordeno informo,

jerarquizo, destruyo, mato, olvido

con el sacro poder de la palabra.

 

La realidad a veces me regaña

por unos resultados tan precarios.

Mas no he de desistir en el empeño

de otro mundo mejor y más gozoso

que nace del poder de la palabra.

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