JUEGO DE MANOS
Considerando, en fin, que nada importa,
salvo cumplir con sálvese quien pueda
y apostar al valor de la apariencia;
ítem más, si ahora mismo nada vale
si no es lo que depende del dinero
que se juega en el patio de la bolsa;
pensando que el refrán más acertado
asegura un final dentro de nada:
“cuarenta años más y todos calvos”;
ítem más -mucho más, que es cosa seria-,
teniendo la certeza de que hay días
en que el calor supera mi conciencia;
estando hasta el nivel del colodrillo
de dimes y diretes, de monsergas
y al pairo de una tarde en que me abraso
solo y sin el placer de don Quijote
que me ha dejado mi sillón sin páginas;
he decidido abrirme un pasaporte,
tan solo por un rato y no muy largo,
de teutón despistado e impaciente
que busca dialogar con hale, mana,
en un diminutivo complaciente.
(Un juego de palabras solamente
de fácil solución en acertijo).
Así que hale, a jugar y a hacer la burla,
a hacer juegos de manos y a dejarse
cual si fuera verdad que nada importa.
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