¿Por qué me empeño tanto en insistir sobre hechos que
me producen sentimientos fuertes?
¿Por qué, cada vez que en mi televisor aparecen los
créditos o cualquier imagen de la película “La lengua de las mariposas” no me
puedo levantar del asiento hasta que no desaparecen las últimas letras de la
pantalla?
¿Por qué he dicho muchas veces, y vuelvo a repetir,
que me hubiera gustado ser el maestro que aparece en esta película?
¿Por qué no
encuentro en ella ni una sola escena desencajada y todas me satisfacen tanto?
¿De dónde han sacado a ese niño protagonista que no sé
cómo se llama pero que tiene un tono de voz tan expresivo y una cara tan
sugerente?
¿Quién es la actriz madre de ese niño que me deja
atrapado en sus gestos y en su expresividad más que todas las más deseadas del
mundo que pululan en Jurigud?
¿Cuánto de mi niñez hay en la infancia de esos niños y
en el ambiente de ese pueblo?
¿Será verdad, como afirma el maestro, que, con solo
una generación educada en la libertad ya no será posible el retroceso en la
liberación humana?
¿Habrá en el cine alguna otra escena como la del
hermano mayor tocando su saxofón frente a la muchacha “china” de la que se
enamora?
¿Hay acaso alguna profesión tan hermosa como la de la
educación en la que a los alumnos se les enseña a volar cual si fueran
mariposas?
¿Realmente es productiva la educación de aquellos que
piden y exigen palo y castigo con libro sobre las manos en cruz? ¿No es este
maestro el mejor ejemplo de lo contrario?
¿Por qué da tanto miedo proclamar la extraordinaria
labor educativa de la República y el enfrentamiento que de ello derivó desde el
estamento clerical, que se veía apartado de su chollo en el “adoctrinamiento” exclusivo
de los niños y de los jóvenes?
¿Por qué el miedo y la salvaguarda de la vida llevan
al ser humano a la degradación de cualquier dignidad y a ocultar cualquier
convicción personal, como se demuestra tan magistralmente en la última secuencia
de la película?
¿Por qué a este director, José Luis Cuerda, no le nombran
maestro de casi todo por la perfección y por la ternura con la que cuenta las
cosas?
¿Por qué da la casualidad de que, por decirlo con
palabras suaves, José Luis Cuerda recela de casi todo lo que viene de Origud?
¿Por qué el cine español crea películas tan hermosas,
con referentes de aquí mismo, y hay tanto papanatas que no hacen otra cosa que
despreciarlas?
¿Por qué yo me vengo abajo casi desde el primer minuto
en películas como esta y no puedo verlas si no es solo o acompañado por
personas muy cercanas que tienen que aguantar mi moco caído?
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
1 comentario:
Porque en el fondo eres un sentimental,y por ello un nostálgico romanticón.
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